La vida no se trata de ir posicionándonos o demostrando
lo que somos o lo que valemos, no se trata de exigir un número en una lista de
prioridades, ni de hacer un podio en cada sitio o en cada relación.
Sin embargo, muchas veces podemos olvidar lo que valemos
y esto puede resultar sumamente perjudicial para nosotros, porque en todo
momento la vida está haciendo resonancia con nosotros, utilizando las
diferentes frecuencias que podemos manejar. Por lo que si desconocemos nuestro
valor, comenzaremos a vivir experiencias que nos hagan reforzar esa conducta.
El amor propio, bajo ningún concepto es negociable, todos
somos diferentes, hay una gran variedad de características físicas y cualidades
diferentes, algunos somos gorditos, flaquitos, altos, bajitos, algunos nos
destacamos por nuestra capacidad de liderazgo, otros por ser amantes de
lectura, podemos ser flojos, románticos… en fin… millones de millones de
características que nos diferencian y ninguna de ellas debe generar en nosotros
un complejo y tampoco generar ínfulas de grandeza… Porque a fin de cuentas, en
esencia, todos somos lo mismo.
Debemos amarnos considerando que exactamente así como
somos, somos perfectos, aunque tengamos problemas, discapacidades, limitaciones
(generadas por nuestra mente), aunque no tengamos recursos económicos o no nos
consideremos tan agraciados, debemos amarnos profundamente, respetando nuestro
ser, agradeciendo esta oportunidad de estar, de ser, de evolucionar…
Sentirnos bien con lo que somos, entendernos, ser
compasivos, dejar a un lado las culpas limitantes, los miedos, la desconfianza
en nosotros, en nuestro entorno, en la vida…. Nos permite alinearnos con la
armonía de la vida y en este caso ella gustosamente nos llenará de experiencias
donde podamos reforzar ese amor propio, nos rodeará de personas que sepan
valorarnos o sencillamente tendremos el suficiente discernimiento para
apartarnos de aquello que no nos hace bien.
Los hombres se
fijan a sí mismos su precio, alto o bajo, según les parece, y cada uno vale el
precio en que se estima. Valórate como hombre libre o esclavo, que esto no
depende más que de ti. ― Epicteto
No esperemos que alguien diferente a nosotros nos dé el
valor y el lugar que creemos tener, si nosotros mismos no somos coherentes con
ello, si nos menospreciamos, nos conformamos o no nos creemos merecedores de
algo. Si pensamos que algo es demasiado para nosotros, así será… Pero la verdad
es que nada es tan grande, nada es inalcanzable, nuestras limitaciones son
productos de nuestras creencias, pero potencialmente somos capaces de lograrlo
todo, de tener todo aquello que de corazón sentimos que formará parte de
nuestras vidas.
Amarnos, comprometernos con nosotros mismos, sentir la
seguridad y la plenitud que solo ofrece la satisfacción de sentirnos a gusto
con lo que somos y con lo que hacemos, nos ubicará siempre en la posición
correcta, en aquella que corresponde a lo que de manera consciente o inconsciente
le indicamos al universo. Es solo nuestra responsabilidad darnos el valor que
tenemos.
Este articulo fue realizado gracias a mujer.guru Si deseas seguir leyendo artículos de tu interés sigue explorando el sitio.
Comentarios
Publicar un comentario