Me duele tu dolor, pero mucho más me dolía el mío


Sé que piensas que porque he tomado la decisión de decir hasta acá, que entiendo que no resulta para nada de tu agrado, me siento satisfecha con lo que pasas, por cómo te sientes, pero la verdad es que tu dolor me duele, haría mil cosas para evitártelo. Lastimosamente ninguna de las cosas que estoy dispuesta a hacer por ti, resulta suficiente para ti.
No te puedo decir que no me ha sorprendido tu reacción, porque la verdad es que sentí tanta indiferencia de tu parte, durante tanto tiempo, que no pensé que te importara, sentí que veías con indolencia y sin prestarle ningún tipo de importancia cómo lo que sentía hacia ti iba poco a poco desapareciendo, me cansé de decirte, de explicarte, de llamar tu atención, mientras lo que sentía era una distancia cada vez más amplía entre tú y yo.
Llegué a sentir fastidio de tu parte cuando abordaba alguno de los temas que sentía que nos separaban, veía cómo me mostrabas sin ningún disimulo cómo todo lo demás tenía un lugar más importante para ti en tu escala de prioridades, te dije mil veces que la incertidumbre me paralizaba, que el saber que hoy estabas, pero tener la duda de si mañana lo harías, creaba en mí un vacío por donde mi mente viajaba vertiginosamente.

Y ante una de tus ausencias, decidí no continuar, luego de haberlo pensado mucho, luego de haber secado de mi rostro muchas lágrimas, luego de haberme puesto en tu lugar miles de veces sin poder aún entender cómo había tanta desvalorización de tu parte.
Cuando te amas a ti mismo, no permites que te amen de una manera que dañe… y aunque había dejado mi amor propio a un lado, un día sencillamente lo reconocí y decidí ir tras lo que me hiciera feliz y lo que estaba viviendo definitivamente me alejaba de mí y de cualquier estado de felicidad.

Lamento tu poca aceptación ante la situación, me duelen cada una de tus lágrimas, pero en definitiva entenderás en algún momento que cuando se da una segunda oportunidad se necesitan dos remando en la misma dirección y yo agarré y boté mis remos, no quiero subirme a ese bote, donde invertí tanto mientras sentía que nunca iba en la dirección a donde realmente quería llegar.
Afortunadamente no mandamos en los sentimientos de los demás y debemos respetar las decisiones, aunque éstas nos duelan. Es una lástima darte cuenta de lo que alguien representa para ti luego de perder a esa persona. Me duele tu dolor, pero créeme que más me dolía el mío.


Este articulo fue realizado gracias a mujer.guru Si deseas seguir leyendo artículos de tu interés sigue explorando el sitio.

Comentarios