Esta es la razón por la que las mujeres más fuertes se sienten más solitarias

Estar sola no significa ser patética. No significa que no tener vida, o revolverse en la miseria día tras día. Y no significa estar sola el 100% del tiempo. Sólo significa que nos hemos mantenido fuertes durante demasiado tiempo.
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Amamos nuestras vidas, no me malinterpretes. Amamos nuestras amistades que han crecido y madurado durante el año pasado. Adoramos nuestras carreras en donde todo parece al alcance de nuestras yemas de los dedos. Amamos nuestras vidas. Y nos amamos a nosotras mismas (finalmente).

Pero sólo porque amamos nuestras vidas, no significa que queremos ser solteras para siempre. Y sorpresa, a veces nos sentimos solas y nos sentimos pequeñas.

Cuando llegamos a los bares y vemos a una pareja en una primera cita, anhelamos esa mezcla de sentimiento angustioso y vertiginoso que abruma tu cuerpo cuando conoces a alguien nuevo. Cuando vamos a bodas, miramos con asombro el amor que vemos antes que nosotros. Y lo queremos también.

No creo que haya vergüenza en querer eso. En querer amor. Al querer compartir tu vida con otra persona. Y no creo que nos haga menos humanos.



Las mujeres más fuertes son las más solitarias porque nos damos mucho de nosotras mismas a los demás y a veces nos olvidamos de nuestro bienestar. Nos sentimos solas porque nos preocupamos demasiado por otras personas y no nos preocupamos por nosotras mismos.

No nos echamos llorando a dormir noche tras noche. No estamos persiguiendo a personas que no nos quieren. Pero sabemos que merecemos el amor. Sabemos que merecemos ese sentimiento mágico que encuentra un lugar permanente en nuestras almas. Sabemos que lo tendremos un día.

Pero es tan difícil esperar. Es tan difícil sentarse y ver a otros caer, mientras que tú te quedas estancada.

No es que no lo intentemos. Créeme, lo estamos intentando. Pero esta es la diferencia. No nos conformamos con nadie solo porque nos sentimos solas. No vamos de cita en cita sólo porque estamos cansadas ​​de sentirnos así. Tenemos confianza en nosotras mismas de que llegará la persona indicada. Que un día, el amor llamará a nuestra ventana y nos saludará en la puerta principal. Tenemos fe y tenemos esperanza. No importa cuánto tiempo ha pasado desde que el amor nos ha abierto el camino.

Estamos solas. Pero no dejamos que nuestra soledad afecte nuestra vida cotidiana. No dejamos que interfiera con nuestra felicidad. Hacemos amigos con el vacío y agujeros en nuestros corazones, y seguimos viviendo. Seguimos respirando. Porque sabemos que valdrá la pena esperar un día. Y sabemos que algún día encontraremos el amor. Algún día.


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