El período más importante en el desarrollo del cerebro de
un niño es la etapa comprendida entre los 0 y los 6 años. A su vez, algo que no
se nos puede olvidar es que es a lo largo del primer año de vida donde asentará
gran parte de su Inteligencia Emocional.
El modo en que interaccionemos con el recién nacido, y la forma en que apliquemos nuestro estilo
de crianza a lo largo de estas primeras etapas, garantizará una correcta
maduración y la capacidad de ese niño para ser feliz y convertirse en un adulto
que a su vez, sepa aportar felicidad.
Sabemos que es toda una responsabilidad, no hay duda, que
ante nosotros se alza todo un mundo de necesidades y de detalles que es
necesario gestionar de forma adecuada. Para lograrlo, nos será de gran utilidad
comprender cómo se produce la maduración cerebral de nuestros hijos.
Parece extraño pero así es. El cerebro de un recién
nacido, como ya sabemos, es aún muy inmaduro cuando llega al mundo. Necesita
terminar de asentar estructuras, de establecer conexiones y de dar forma a esas
áreas cerebrales donde se regirán procesos tan básicos como la comunicación, el
movimiento, la coordinación, el proceso de la información, la resolución de
problemas…
Es algo muy delicado, veámoslo detalladamente.
Hasta los 3 años tendrá el doble de sinapsis que en la
edad adulta
Desde la concepción hasta los tres años de edad, el
cerebro de un niño se somete a una cantidad impresionante de cambios. Las
sinapsis, es decir, la conectividad entre neuronas va desde un nivel casi
insignificante desde el nacimiento, hasta que a los 3 años se alcanza el máximo
esplendor. Nunca más volverá a repetirse un momento así.
Y para que ello sea posible, no lo olvidemos, es
necesario que el niño experimente las máximas
interacciones con el medio que le rodea, con sus padres, con el poder
del afecto, la comunicación, los estímulos ambientales…
De dentro afuera y de detrás hacia delante
El cerebro humano consta de tres partes. La primera de
ella es esa área que conecta la médula espinal con el cerebro superior. El
recién nacido cuenta solo con esta estructura en un estado maduro: gracias a
ella controla los reflejos y los procesos involuntarios como la respiración y
el ritmo cardíaco.
- Detrás del tronco cerebral y por debajo de la parte superior del cerebro está el cerebelo, implicado en el equilibrio y la coordinación. Una parte que irá asentando con lentitud pero de forma constante.
- El bebé irá madurando día a día hasta llegar a esas áreas frontales establecidas en la corteza o el neocórtex, involucradas en procesos superiores como la memoria, el aprendizaje, la toma de decisiones, la resolución de problemas, la planificación…
Ahora bien, es en el interior del cerebro humano donde se halla la auténtica magia. Es ahí
donde halla esa brújula excepcional que rige nuestro mundo emocional.
Estructuras como el sistema límbico, la
amígdala o el hipocampo son áreas muy primitivas, que regulan TODO el
comportamiento del bebé. Es ahí donde se hallan sus miedos, sus necesidad de
protección, sus desconsuelos, su capacidad de aprender lo que es el amor, el
cariño…
El AMOR, los hábitos y la crianza afectuosa estimulan las
sinapsis
Nuestros genes son los que permiten que el cerebro pueda
reorganizarse en base a las experiencias que recibe del entorno. Si estas son
positivas, estimulantes y afectuosas la actividad neuronal aumenta libre de
posibles enemigos como puede ser el estrés y el miedo.
- Por otro lado, el uso repetido y la interacción constante con el medio son canales externos que dan fortaleza interna, que generan las sinapsis.
- Por ello, es importante recordar que para favorecer esa conectividad positiva es necesario que seamos constantes y que nuestro estilo de crianza sea siempre el mismo.
- De nada sirve, por ejemplo, atender el llanto del bebé durante los 6 primeros meses de vida y después, dejar de hacerlo porque pensamos que es momento de que “madure”, de que se haga mayor y entienda que debe aprender a estar solo.
Hasta los 3 años un niño no asentará el patrón del sueño,
ni habrán madurado en él muchos de esos procesos neurológicos con los que sentirse
completamente seguro por las noches. Necesita nuestra cercanía.
Momentos clave en el desarrollo del cerebro de un bebé
- 3-6 meses: La mielina comienza a aparecer en los axones de algunas neuronas durante el segundo trimestre. Este proceso – llamado mielinización – continúa hasta la adolescencia y permitirá al niño procesar más rápido la información.
- 6-9 meses: la corteza cerebral del bebé empieza ya a desarrollarse y a adquirir potencialidad: interaccionará mucho más con nosotros.
- Primer año: el cerebelo tripicla su tamaño, el lóbulo frontal y temporal adquieren ya predominancia y los niños empiezan a moverse con más seguridad iniciando ya un interés más intenso en la comunicación.
- Los dos años: los cambios más intensos acontecen en esas áreas cerebrales relacionadas con el lenguaje.
- Los tres años: es la edad mágica en todo niño. La densidad sináptica en la corteza prefrontal alcanza su máximo esplendor, de hecho triplica a la de un adulto. Su único interés es aprender, relacionarse y descubrir el mundo de tu mano.
Si lo guiamos a través del amor y el respeto, estaremos
garantizando que sea un niño emocionalmente más fuerte.
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