Y recordé quien era antes de ti… Y sin remordimientos te dije adiós


Debo reconocer que sentía miedo de dejarte, que me afectaba la idea de no saber si estaba en lo correcto, justifiqué mil veces tus acciones, tus palabras, tu falta de interés, tu necesidad de cambiarme, tu risa burlona que me avergonzaba, tus prioridades en las cuales no brillaba yo por ninguna parte… Y aun así, si soy sincera, no encontraba mucho sentido a mi vida sin ti, todo el tiempo transcurrido, las promesas, los proyectos.

Creo que prefería el vacío a tu lado que el vacío sin ti… Pero un día decidí reencontrarme conmigo misma y conectarme con aquello que en algún momento, cuando no estabas en mi vida, fui. Me vi segura de mi misma, audaz, espontánea… Me vi reír, reír sin muchos motivos, pero de corazón, me vi enfrentar la vida con valentía, con disposición, con confianza en mí misma… Y decidí rescatar a esa persona que solía ser y que contigo se ha anulado.
Algunas veces solemos relacionarnos con persona que nos intentan anular, que nos van apagando gradualmente a tal punto que no podemos ni siquiera reconocernos entre las cenizas… Cuando no sabemos identificar lo que nos ocurre, cuando los daños se generan de forma paulatina, muchas veces ni siquiera podemos percatarnos de los cambios que se producen en nosotros.

Todo puede comenzar con una mirada que silencia, un simple gesto de desaprobación, una crítica a algún comentario emitido delante de terceras personas, el regalo de alguna prenda de vestir que no se identifica con nosotros… en fin, podemos ir de a poco recibiendo indicaciones casi subliminales de qué es lo “debemos” ser y si no sabemos mantener firme nuestro ser, podemos caer en el terrible juego de la anulación.
Intentar anular a alguien es algo como robarle su esencia, es pretender que se adapte a lo que se quiere, sin importar lo que hay debajo, es pintarla de un color y manejar con control remoto lo que dice o hace.

Y esto no pasa exclusivamente con personas débiles, esto le puede pasar a cualquiera, que por el simple interés en la otra persona ceda espacios, trate de agradar y complacer, y de poco a poco se encuentre atrapado en una fachada donde no sabe dónde quedó su contenido.

Nadie se debe imponer sobre otro, menos atentando en contra de su autoestima, nadie debe quebrar la esencia de otro para adaptarlo a lo que quiere, el amor debe tener libertad de ser lo que somos, obviamente dentro de los límites del respeto, pero preservando de manera fundamental el contenido de quien se ama.


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