Ciertamente el amor es uno
de los sentimientos más poderosos, en cualquiera de sus presentaciones, es la
energía que en definitiva mueve al mundo y de lo que estamos hechos cada uno de
nosotros.
Más allá de lo que cada uno
entienda por amor, existe el hecho fundamental de que el amor debe estar
presente en tu vida para alegrarte la vida, para hacerte sonreír, para sacarte
suspiros, para recordar con nostalgia, para vivir intensamente.
El amor de ninguna manera
puede estar confundido con dependencia, con apegos, con prisiones, con
presiones, con control o imposiciones, el amor de fluir libremente, debe
permitir al otro ser y sobre todo permitirnos a nosotros mismos ser.
Ningún tipo de obligación
debería existir en el amor, sobre todo en el de pareja, en ése en que escogemos
una persona para compartir nuestros buenos y malos momentos, debe existir el
compromiso de apoyar, de compartir, de aligerar la carga, de contribuir con la
felicidad del otro, pero sin ningún tipo de obligatoriedad, debe nacer de ambos
corazones y de esta forma perpetuarse en el tiempo.
Son las almas libres las que
pueden amar desde la plenitud, sabiéndose conscientes de que no necesitan al
otro, pero lo prefieren, que pueden ser felices solos o con alguien más, pero
han tomado la decisión de dedicar su amor a esa persona específica, sin que
esto sea una promesa de para siempre, sino un compromiso de intentar hacer lo
mejor posible cada día, dar lo mejor de sí y trabajar desde la construcción.
Procurando siempre la mejor disposición para hacer las cosas bien, desde los
buenos sentimientos y con las mejores intenciones.
En definitiva el amor debe
darte paz, tanto al dar como al recibir, sin excluir obviamente los problemas
que se deben afrontar juntos, que siempre van a estar presentes, pero cuidando
siempre el uno del otro, con la firme intención de formar el mejor equipo para
solventar cualquier adversidad. Hasta en los momentos de crisis de debe
procurar mantener un ambiente donde la armonía prevalezca, donde el ambiente
sea propicio para la resolución de los problemas y no para la complicación de
los mismos.
Si sientes que puedes estar
relacionado con alguien que esté robando tu paz, piensa que tú estás
permitiendo esa situación y desde tu corazón toma las medidas necesarias para
cambiar esa circunstancia. Revisa tu interior, evalúa qué es lo que está fuera
de orden y por qué estás manifestando esa realidad. Si has hecho lo pertinente
y de tu parte has procurado los cambios que bajo tu criterio solventarían la
situación y nada ocurre, es válido partir o dejar ir. Solo tú eres responsable
de tu vida y de mantener tu paz.
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