Tal vez algunos piensan que
me quita el sueño, no encontrar al esposo ideal, a ese hombre que me cumpla el afamado
sueño del matrimonio perfecto; pero, para ser honesta… No, esta idea no me roba
el sueño, al contrario, puedo dormir con toda tranquilidad.
Lo que si me inquieta, es la
idea de coincidir con ese hombre, que no solo alborote mis hormonas, sino, las
ideas, ese hombre valiente que no tenga miedo a amar, que sabe lo que quiere y
el camino que ha de tomar, ese que sepa ser amigo, confidente y si no es mucho
pedir, que sea amante pasional, al que no le cueste ser romántico, pero que sea
fuerte en la adversidad.
La verdad es que en
cuestiones de amor, soy un desastre, pero en el camino he aprendido que todo
pasa por algo, que incluso de lo malo, algo bueno saldrá, he aprendido que
cuando el cariño y el amor se ha estancado, decir adiós es un mal necesario.
Me ha tocado llorar algunas
veces, pero aun con ciertas decepciones, no he dejado de creer en la magia del
amor, aun confío en ese sentimiento que roba suspiros, que acumula sonrisas y
recuerdos que se quedan para siempre.
No sé la hora, ni el lugar
indicados, pero sé que algún día y sin buscarlo, aparecerá el hombre de mi
vida, ese con el que no me de miedo construir sueños, conformar una familia, sé
que no será perfecto, pero será el compañero correcto para compartir locuras y
manías.
Sin duda puedo andar muy
bien sola, no es que precise de él para vivir feliz, pero seamos sinceros, a
todos nos gusta sentir amor, saber que inspiramos amor en alguien más, muy en
el fondo, todo mundo desea enamorarse con locura, encontrar al compañero que
pase a nuestro lado los últimos días.
Confío en que algún día
encontraré a ese hombre que me ame tal cual soy, con el que pueda crear esa
mágica conexión de entendernos sin palabras, ese con el cual pasar el resto de
mis amaneceres, ese que sea mi refugio, mi amor, mi esperanza.
Creo firmemente que todos
estamos destinados a vivir esta clase de amor, ese que es capaz de erizar la
piel sin siquiera tocarla, ese que te hace perder el cielo, ese que con un beso,
te eleva al cielo.
No, a mí no me quita el
sueño, encontrar al marido perfecto, ni
firmar un papel para cumplir con los prejuicios que te dicen lo que es correcto;
creo que el mayor compromiso debe ser una promesa sin testigos, esa que se hace
con el corazón, con la intensión sincera de cuidar el amor.
Yo no quiero un matrimonio, ni al hombre de ensueño,
sólo espero al compañero con el cual construir inolvidables momentos.
Este articulo fue realizado gracias a viajesdelcorazon.net Si deseas seguir leyendo artículos de tu interés sigue explorando el sitio
Comentarios
Publicar un comentario