A menudo se habla de diferencias culturales y es que, en
este mundo cada vez más globalizado, el desconocimiento de otras culturas puede
llevarnos a interpretaciones erróneas. Conclusiones equivocadas que hagan
surgir la violencia como forma de defensa frente a o desconocido.
Así, las
personas que tienen poco interés por conocer otras culturas tienden a percibir que
su grupo está más oprimido.
Esta falta de motivación por conocer a aquellas personas
que nos rodean, a los cuales consideramos extraños, va a impedirnos comprender
cuales son las causas o las motivaciones de sus comportamientos. Al desconocer
las intenciones que les llevan a realizar ciertos comportamientos, seguramente
les atribuyamos intereses erróneos y los malinterpretemos.
La opresión de mi grupo
El nivel de opresión que percibamos hacia nuestro grupo
también va a estar determinado por el grado en el que nos identifiquemos con
nuestro grupo y con los demás grupos a los que no pertenecemos. Así, cuando
nuestro grupo es muy importante para nosotros, pero los demás grupos carecen de
importancia, percibiremos que nuestro grupo está más oprimido.
Pero, ¿importa cuál sea mi grupo? Sí. Si tu grupo de
pertenencia es un grupo minoritario, seguramente percibas que los miembros de tu
grupo están más oprimidos, por lo que la preferencia por tu grupo y el rechazo
hacia el grupo mayoritario serán mayores.
Esta percepción de la subyugación por parte de otros
grupos hace que sea más probable que se realicen actividades en defensa del
grupo de pertenencia cuando percibamos que nuestro grupo está amenazado, sobre
todo si pensamos que nuestro grupo posee valores “sagrados” que dicha amenaza
cuestiona. Ejemplos de estos valores pueden ser la familia o la democracia.
Entre las acciones que podemos realizar para defender a nuestro grupo se
encuentra la movilización política.
La defensa de mi grupo
Si sentimos que nuestro grupo está oprimido y existe una
amenaza sobre él, puede que optemos por salir a la calle para defender sus derechos.
Estos actos de movilización política pueden ser legales, como ir a
manifestaciones o repartir propaganda, y quedarían englobados en la categoría
de “activismo”. Sin embargo, también pueden ser ilegales y violentos. En este
último caso, estas acciones de defensa del grupo serían consideradas como
“radicalismo”.
Para que se dé el paso del activismo al radicalismo, para
que pasemos de realizar acciones legales a acciones ilegales y violentas es
necesario que estén presentes otros factores. Uno de estos factores es la
desinhibición violenta. Cuando estamos predispuestos a usar la violencia es más
probable que, si vamos a defender a nuestro grupo mediante la movilización
política, optemos por el radicalismo antes que por el activismo. También
sucedería si creemos que el activismo es poco efectivo o confiere poca visibilidad
a la reivindicación.
La motivación por aprender de otras culturas
Esta relación entre la predisposición a la violencia y
realizar acciones ilegales y violentas también va a ser diferente entre las
personas que tienen una motivación alta para conocer otros grupos y las que
tienen una baja motivación. Las personas con alta motivación para aprender de
otras culturas van a tender a usar menos estas acciones ilegales y violentas,
aunque tengan mayor predisposición hacia la violencia.
Resumiendo, se podría decir que el mientras que el
conocimiento de otras culturas no va a influir demasiado en la relación entre
creer que nuestro grupo está oprimido y llevar a cabo acciones violentas e
ilegales para defender a nuestro grupo, la motivación por aprender de otras
culturas sí puede tener un mayor efecto para reducir la intención de llevar a
cabo acciones violentas.
En la actualidad, los discursos del odio están cada vez
más presentes en nuestra sociedad. Estos discursos solo buscan polarizar las
actitudes aumentando la preferencia por nuestro grupo y el rechazo por los
demás grupos, lo cual, como se ha visto, va a aumentar la creencia de que
nuestro grupo está oprimido.
Esto, a su vez, puede conducir a la violencia. En lugar
de negar la posibilidad de convivir con personas de diferentes culturas,
deberíamos promover el interés y la motivación por aprender más de esas
culturas. Pocas vacunas hay mejores para la violencia.
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Está claro que el desconocimiento en términos generales es un gran enemigo a la hora de tomar decisiones. Hay decisiones que pueden marcar vidas por lo que es aconsejable a la hora de luchar por algo o contra algo, tener muy claro cuáles son las ventajas y desventajas y valorar a quienes benefician o perjudican, toda acción tiene su repercusión, seamos consecuentes con lo que hacemos o decimos.
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