Nunca te conformes con menos de lo que te mereces

He aquí el dilema, en lo que pensamos o creemos que nos merecemos… Muchas veces consciente o inconscientemente limitamos nuestro merecimiento a cosas que en definitiva están por debajo de lo que debemos recibir, digo debemos desde el derecho cósmico, desde nuestra condición intrínseca de seres capaces de tenerlo todo, de crearlo todo, nacimos para ser felices y esta felicidad no tiene nada que ver con logros materiales, o con cosas puntuales que eventualmente obtenemos en nuestras vidas, hablo de la felicidad que va más allá de la circunstancia, de un estado permanente de calma y de tranquilidad que nos aporta nuestra conexión consciente a nuestro Ser Superior.
Cuando las cosas no van bien, cuando nos sentimos desalineados con nuestro propósito de vida, cuando sentimos malestar en nuestro cuerpo, cuando nos preocupamos, nos desesperamos, nos sentimos ansiosos o con miedos, es cuando tenemos invariablemente nuestra mente en otro tiempo que no es el presente, podemos fácilmente sentirlo, pero sin embargo muchas veces no le damos la importancia que merece alguna pista de que nos estamos alejando de lo único que tenemos que es nuestro presente y dejamos que nuestra mente se apodere de nosotros mismos.

Podemos hacer que nuestra mente se transforme en nuestra principal herramienta, podemos crear cosas maravillosas en nuestra existencia, pero si dejamos de observarla, si dejamos de monitorear cómo está ella trabajando, puede hacernos perder nuestro presente y con él todas las oportunidades que tenemos.

Mientras mayor identificación sintamos con nuestra mente, más desalineados estaremos con nuestra condición natural de apertura a la vida sin apegos, sin preocupaciones, sin ataduras, sin dependencia y sobre todo sin miedos.

Nuestra mente está cargada de nuestro ego, indicándonos constantemente que no hay nada más allá que ella… es muy difícil muchas veces abrir nuestra consciencia a que no somos ni nuestro ego, ni nuestra mente, que mientras más libres estemos de ellos, la vida comenzará a mostrarse más amable, la perspectiva bajo la cual se observe el día a día y toda su circunstancia será a través de la sabiduría.


Observa tus pensamientos y al hazte consciente de que tú no eres esos pensamientos, hazte consciente de que puedes crear la realidad que deseas, hazte consciente de que mientras más momentos tengas libres de pensamientos, más te estarás conectando con tu esencia. Vive de forma atemporal, solo usa tu pasado y tu futuro con fines prácticos, pero no permitas que la máquina del tiempo de tu mente cree sufrimiento en tu vida.
Observa tu vida tal y como es, no la etiquetes, si estás pasando por un mal momento, no lo etiquetes, solo obsérvalo y acéptalo, los problemas, las circunstancias negativas, los defectos, los límites, solo toman fuerza en nuestra mente imaginativa y catastrófica, deja atrás la culpa, el resentimiento, el enojo… De todo esto debes liberarte de forma profunda porque si no tu mente tratará de traerlo una y otra vez a tu vida… No reprimas nada, no te resistas a nada, solo observa y fluye.

Solo tú puedes cambiar tu vida, solo tú abres el camino por el cual transitarás. Si haces de la observación de tu pensamiento un hábito, verás una transformación positiva en tu vida, verás cómo las cosas te afectan de forma diferente, cómo todo fluye con mayor ligereza, cómo sientes menos sufrimiento y cómo comienzas a cambiar tu perspectiva de lo que te mereces… No te conformes con menos.

Imágenes cortesía de: Christian Schloe

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