No busques excusas, quien te lastima no te merece

Esto parece caerse de maduro, pero no todas las personas pueden digerirlo y aplicar en su vida las medidas necesarias para evitar ser lastimados en una relación.

Existen muchas maneras de lastimar, ignorar, mentir, engañar, ofender, agredir de forma física, calumniar, menospreciar, humillar, son algunas de ellas y son frecuentes en las relaciones insanas entre dos personas.

Las relaciones amorosas deben estar fundamentadas en el amor, en la solidaridad, en el respeto, en la amistad, en la complicidad. Se deben evitar la generación de relaciones basadas en el control, en el miedo, en la sumisión de una de las partes, por lo que es necesario estar muy alerta en relación a lo que se está fomentando en la relación.

Una relación en donde una o ambas partes son víctimas de algún tipo de maltrato, debe mirarse con lupa y tomar medidas tempranas, porque por lo general el maltrato va incrementándose de manera gradual y si no estamos atentos podemos estar envueltos en una relación altamente tóxica que acabe con la dignidad, seguridad, capacidad de actuación oportuna, motivación e inclusive sueños de vida de quien está en el papel de la víctima.
Las relaciones basadas en el control, por lo general son procuradas por personas que han pertenecido a familias en las cuales el amor no era una bandera, sino que el amor había que ganárselo, que requería un esfuerzo y estaba condicionado, donde la atención era escasa, donde las necesidades afectivas se llenaban con cosas materiales y una simple mirada bastaba para callar una molestia, una demanda o una sencilla palabra, que para alguien no cabía en un momento determinado, en muchos casos existió la represión y maltrato físico, adicional al emocional. Salieron de allí personas que no sabe amar y con muchas carencias tanto afectivas como de recursos para manejar sus emociones.

Lo cierto es que podemos querer mucho a alguien, podemos amarlo, pero si lo que nos ofrece está cargado de maltrato, nos lastima, pues podemos hacer algunos intentos por ayudarle si vemos un potencial claro, no imaginario ni idealista en que las cosas puedan resultar de otra manera, cuando existe una real disposición de cambio, pero ante siquiera la duda, lo más sabio es reconocer que esa persona no nos merece, que nosotros tenemos un valor que alguien más seguramente esté dispuesto a apreciar y que como opción siempre podremos optar por una soledad digna en lugar de una compañía que nos genere sufrimientos.


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