Considerando las experiencias que cada uno pueda tener o
haber observado en los demás, podemos fácilmente decir que no existe la
perfección en las parejas, pero sí niveles de compromiso que las hacen engranar
de diferentes maneras.
Una pareja comprometida se caracteriza por:
Hacer las cosas desde el amor: Cuando actuamos desde el
amor es poco frecuente que hagamos daño a nuestra pareja, por el contrario,
procuramos su bien, nos preocupamos por ella, hablamos desde el corazón y
mantenemos siempre a esa persona en un lugar especial donde no se nos ocurre
defraudarla, humillarla o lastimarla de cualquier manera.
Se demuestra admiración por la pareja: Cuando se piensa
algo positivo de la pareja, se verbaliza, lo hacemos saber. Muchas veces
alguien es muy importante para nosotros, pero no nos hemos dado la tarea de
comunicárselo, de decírselo.
Solucionan los problemas desde la construcción: Entienden
que habrá un mañana, o al menos así lo procuran, por lo que suelen tener
autocontrol al momento de plantear y hacer las cosas. Cuando algo les molesta
procuran conversarlo en los momentos oportunos evitando hacerlo cuando estén
hartos y no puedan encontrar las palabras adecuadas y en su lugar puede haber
contenido destructivo que no pueda ser filtrado.
Procuran comprenderse el uno al otro: Tratan de ser
empáticos, de colocarse en el lugar del otro, de entender los motivos por los
cuales actúa de una manera en particular, entienden sus diferencias y hacen de
ellas una fortaleza. Se esfuerzan en entender el proceso de crecimiento de cada
uno, tratando de hacer lo mejor posible de manera individual y en pareja.
Se alientan el uno al otro: Pocas cosas resultan más
importantes como alentar a la pareja en todo aquello que quiera hacer, en lo
que para ella sea importante, un sueño, un proyecto, una idea, hasta un simple
deporte. El apoyo, en lugar del corte de alas o el desmerito, siempre resulta
uno de los principales fortalecedores de vínculos.
No ven en el otro una competencia, sino un aliado: Las
parejas comprometidas se ven el uno al otro como dos personas remando en el
mismo bote, en la misma dirección, el triunfo de uno, es el triunfo del otro,
quizás cuando alguno esté cansado de remar, el otro tenga que duplicar el
esfuerzo y viceversa, pero nunca se verán como miembros de equipos diferentes,
intentando superar al otro.
Evidentemente, cada uno tendrá sus estrategias para que
su relación funcione, pero el compromiso va de la mano con el amor y conforma
las verdaderas parejas ideales.
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