Pocos atributos hacen tan atractiva a una persona
como el amor propio. Ese que nace de abrazar a la vida con los ojos cerrados,
entendiendo que tiene espinas y un tacto suave, que a veces golpea y otras
acaricia y que en todo eso tenemos algo que decir y disfrutar.
Tener seguridad en uno mismo significa aceptar
errores y celebrar victorias, teniendo en cuenta que, incluso siendo pequeños,
tenemos la capacidad de trascender a nuestras circunstancias.
La inseguridad o falta de autoestima, por el
contrario, nace y sobrevive gracias a nuestra tendencia a centrar el foco de
atención en los aspectos negativos. Cuando una persona es insegura, su foco
atencional está dirigido a sus defectos, a sus errores y las consecuencias
negativas que tenga cualquiera de sus conductas.
El
inseguro siempre cree que no va a poder y desgraciadamente, debido a su forma
de comportarse, acaba confirmando sus creencias.
La seguridad en uno mismo es la gran responsable de
nuestros éxitos, ya sea en el terreno profesional o en el personal. No importa
tanto cómo seamos o cuánto poseemos como amar aquello de lo que disponemos.
Cuando nos queremos a nosotros mismos de manera incondicional, proyectamos ese
amor hacia el exterior y esto genera que nuestro entorno también nos acepte,
quiera y admire.
Pensamos
que cuanto más guapos seamos, más dinero o éxito tengamos, más aumentaremos
nuestra seguridad y nos sentiremos mejor con nosotros mismos.
Pero esto es falso. La autoestima es algo que
florece desde dentro de la persona, sin importar demasiado las circunstancias
que la rodean.
El poder de atracción de la seguridad
¿No te has percatado de que existen personas que
sin ser, por ejemplo, muy atractivas físicamente tienen algo que te gusta
especialmente? A ese algo podemos llamarlo encanto, embrujo, carisma o como
queramos, y tienen que ver con la seguridad que tienen en ellas mismas.
Son
personas que se aceptan tal y como son y además de aceptarse, se aman. No
debemos confundirlas con las personas vanidosas ya que la vanidad en realidad
lo que hace es esconder carencias de autoestima.
Mujer con un corazón en las manos
Todo lo que una persona piensa, diga o haga, si lo
hace con plena seguridad, puede mover montañas. Por el contrario, todo lo que
pongamos en marcha, hecho sin creer demasiado en nosotros mismos, hará que los
demás tampoco nos tomen en serio, aunque lo hagamos de forma correcta.
Cuando
una persona siente mucha confianza en sí mismo, es porque en realidad ha sabido
combatir al miedo y además, ha conseguido derribar la barrera que separaba su
yo real de su yo ideal.
La persona segura, es quien quiere ser, ya que al
abandonar los miedos a fallar o al rechazo se ja deshecho de gran parte de las
barreras que le impedían salir de su zona de confort. Esta capacidad de correr
una determinada cuota de riesgo con serenidad las envuelve en un halo de
magnetismo que encandila a las personas que están a su alrededor.
No olvidemos la gran influencia del lenguaje no
verbal. ¿sabías que muchas de las elecciones sobre personas que hacemos en
nuestras vidas están en parte mediatizadas por su expresiones faciales? El
hecho de que sonriamos más o menos influye muchísimo a la hora de atraer a
otras personas, así como nuestra postura corporal.
Una
postura de inseguridad, con la espalda encorvada y los brazos caídos denota
derrota y no es nada atractivo. Por el contrario, una gran sonrisa, la espalda
erguida y los hombros relajados muestran seguridad y triunfo.
3 pasos para ganar confianza y ganar atractivo
La teoría está muy bien, pero…¿cómo hago para ganar
esa seguridad que me falta? La buena noticia es que la confianza en uno mismo
es una habilidad, y como tal puede entrenarse. Algunas estrategias que pueden ayudarte
son las siguientes:
Vigila tus pensamientos
Los seres humanos producimos unos 50.000
pensamientos diarios y más del 50% son de carácter negativo. Pretenden cumplir
la función de “señal de aviso para peligros”, sin embargo la mayoría de las
veces no tienen fundamento, son poco realistas. Así, es preciso saber pararlos
a tiempo y cambiarlos por ideas que reflejen la realidad.
Además, es necesario que hagas un esfuerzo por
conocerte bien a ti mismo, tanto en lo positivo como en lo negativo. De esta
manera, cuando un pensamiento negativo sobre ti irrumpa en tu mente, puedes
recordarte que no es tan grave como te estás diciendo y que también posees
muchas cualidades con las que vas a poder contar si al final el problema se
materializa.
No te dejes llevar por tus emociones
Las emociones son respuestas fisiológicas que
pueden tener tanto poder como para llegar a paralizarnos. Si nos dejamos
controlar por ellas como si fuésemos marionetas, no tendremos la oportunidad de
demostrarnos a nosotros mismos lo mucho que valemos. La emoción, que en este
caso es de miedo, crecerá como la espuma y nos ganará la partida.
Modifica tu postura corporal a conciencia.
Un estudio de la Universidad de Harvard demostró
como los sujetos que mantenían una postura corporal de triunfo tenían
posteriormente, menos niveles de cortisol en la saliva que aquellos que
deliberadamente pusieron una postura de derrota.
El cortisol es la hormona del miedo. Esto quiere
decir que podemos engañar a nuestro cerebro a voluntad. Si como un actor, nos
obligamos a cuidar nuestro lenguaje no verbal, esto finalmente repercutirá en
nuestras emociones y pensamientos.
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