Esta mujer salvó a niños ocultándolos en tachos de basura y ataúdes hasta que ella fue capturada, y así es cómo terminó
Esta anciana se llama Irena Sendler. Pocas personas habían
oído hablar de ella hasta 2007, cuando fue presentada para el Premio Nobel de
la Paz.
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IMAGEN: LOWELL MILKEN |
Irena tenía siete años cuando murió su padre. A pesar de
esto, tuvo una gran influencia en su vida, y siguió sus pasos. Cuando creció,
se convirtió en una enfermera responsable de ayudar a proporcionar comida y
ropa a las familias necesitadas. En un momento en que el antisemitismo estaba
en aumento en toda Europa, Irena siguió ayudando a las familias judías como lo
haría con cualquier otra.
Cuando Polonia fue ocupada por la Alemania nazi en 1939,
todas las familias judías fueron enviadas al Ghetto de Varsovia. Es difícil
ahora imaginar el horror de esa época. Irena, sacudida por las condiciones
insoportables en el ghetto, decidió unirse a una organización que proporcionaba
ayuda a los judíos. A medida que la situación empeoraba, se dio cuenta de que
tendría que tomar medidas radicales para ayudar, incluso si esto significaba
arriesgar su propia vida.
Junto con varios otros, Irena comenzó a ayudar a los niños
judíos a escapar del ghetto, donde indudablemente habrían muerto si se hubieran
quedado. Fueron enviados a refugios o adoptados. Aunque Irena estaba actuando
con intenciones decentes, no todas las mujeres del ghetto estaban preparadas
para entregar su descendencia a un extraño. En ese momento, nadie sabía que la
situación se volvería cada vez más peligrosa y que la mayoría de los judíos
terminaría en campos de concentración.
Debido a que los alemanes mantuvieron el ghetto bajo
estricta vigilancia, Irena tuvo que usar varios trucos para sacar a los niños.
La mayoría de las veces, los escondía en ambulancias con pacientes muy enfermos,
pero cuando aumentaba la vigilancia tenía que ocultarlas en sacos, botes de
basura e incluso ataúdes.
Irena logró salvar a más de 2.500 niños de una muerte
segura. Ella guardó toda la información sobre su paradero en una lata que
escondió en un jardín vecino.
Sus métodos funcionaron perfectamente hasta que los
alemanes descubrieron un día lo que estaba pasando. Irena fue enviada a la
cárcel y torturada. A pesar del dolor y la humillación insoportables, ella
nunca dio la información sobre el paradero de los niños. Al final, los nazis
dejaron de tratar de descubrirlo y la sentenciaron a muerte. Pero el destino
tenía planes diferentes. Alguien sobornó a un soldado para darle la oportunidad
de escapar. Desde ese momento y hasta su muerte, vivió bajo un nombre falso,
pero nunca dejó de intentar ayudar a otros.
Después de la guerra, Irena desenterró la lata que contenía
las notas sobre los niños y la pasó a un comité gubernamental que buscaba
localizar judíos que habían sobrevivido. Se casó, tuvo tres hijos y vivió una
vida feliz sabiendo que había hecho lo que era correcto. "La razón por la
que salvé a esos niños tiene sus raíces en mi propia infancia", dijo
Irena. "Me criaron para creer que debemos ayudar a los necesitados, sin
importar su nacionalidad o fe."
En 2007, Irena fue nominada para el Premio Nobel de la Paz,
y un año más tarde - a la edad de 98 - falleció. Ella había participado en la
lucha por la justicia, y su contribución a la historia nunca puede ser
subestimada.
Esta dama con corazón de oro demostró al mundo entero que
cualquiera puede ser valiente y defender sus valores incluso en los momentos
más difíciles.
Escrito por Kevin Guanilo de Hoy Aprendí.
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