Por todas las palabras que no dijiste, aún enredadas en la
punta de tu lengua. Por los momentos que debiste haber luchado por él, por
ella, por los dos, pero en cambio encontraste la chispa dentro de tu corazón desvaneciéndose
con cada paso.
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IMAGEN: THE ODYSSEY ONLINE |
Por la gente a la que has herido. Te has disculpado cientos
de veces y ahora necesitas sanar de verdad y dejar atrás el pasado. Por la ira
que has sentido. Tal vez te justificaste en el momento, pero ha pasado tanto
tiempo y es tonto aferrarse al desprecio en lugar de optar por levantar el peso
de tu pecho.
Por lastimarte. No ha sido fácil manejar este cuerpo, este
cerebro, esta alma. No te has dado el beneficio de la duda. No has aprendido a
dejar ir. Pero ahora es el momento de cerrar los ojos y respirar, traer de
vuelta la creencia de que eres digno, que eres fuerte. Porque lo eres.
Por las pequeñas cosas que ignoraste. Por las maneras de
caminar lejos de la gente que amabas. Para las veces que dejaste entrar la
negatividad y la desesperanza y la derrota y eso arrastró tu corazón hasta el
suelo.
Por tu imperfección. Por los errores. Para los pedazos de
ti que no brillan como diamantes en el sol. Porque eres suave, no hecho de
piedra. Estás construido de músculos y hueso y piel-rompible y defectuoso.
Perdónate por todo lo que no has hecho aún, no lo has hecho bien. Perdónate por
tu dulzura, por tu amabilidad, por la forma en que siempre serás un poco cursi.
Perdónate por tu humanidad.
Entonces ámate a ti mismo por todas las maneras en que
siempre serás suficiente.
Escrito por Kevin Guanilo de Hoy Aprendí.
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