Cada vez es más frecuente
que todo el mundo esté ensimismado, pensando solamente en lo que a ellos les
atañe de manera directa, sin tomarse un respiro para ver a su alrededor, para
identificar qué le ocurre a sus seres queridos o bien qué pudiese hacer para aligerar
la vida de alguien más.
Ciertamente todos tenemos
que hacernos cargo de nuestros propios problemas, pero hacer una pausa en
nuestra vida, en nuestra dinámica, para ayudar a otro, resulta no solo en un
beneficio para quien recibe nuestra ayuda, sino para nosotros mismos, pudiendo contemplar
otro tipo de inconvenientes que se presentan en la vida, pudiendo sentir
compasión, empatía y solidarizándonos con otra persona que puede estar
atravesando una situación inclusive peor que la nuestra.
Ayudar nos permite sembrar
cosas positivas en la vida de otros, y aunque no lo hagamos con ese fin, nos
beneficiará en algún momento, por la sencilla ley de causa y efecto.
Adicionalmente cuando somos capaces de dejar a un lado nuestros problemas y
enfocarnos en algo diferente, todo parece fluir de una manera más sencilla para
nosotros, mientras más enfrascados estemos en lo que nos afecta, será más complicado
salir del atolladero.
Así que ayudando a otros nos
permite de cierta manera darnos el espacio mental suficiente como para que las
soluciones a lo que podamos llamar problemas, sean más sencillas de ver.
Muchas veces cuando nos
hacemos un hábito el alcanzarle la mano a quienes lo necesitan, nuestros
problemas se vienen a menos, ya no los consideramos tan importantes o graves
como pensábamos y terminamos por concluir que dentro de todo somos muy
afortunados, aún con las cosas que nos agradan o que nos gustaría cambiar.
La solidaridad hace al
hombre más grande, más noble, dejar de pensar en uno mismo e invertir recursos
en otro es una muestra de bondad, de consciencia de que no estamos solos, de
que lo que le pase a alguien más de alguna manera nos afecta a nosotros, y que
si todos hiciésemos un esfuerzo en colaborar con la vida de los demás, en
aligerar cargas, definitivamente los tránsitos para todos serían más sencillos
de llevar.
Haz bien sin mirar a quien,
sin importar que tan atareado estés, saca energías para los demás y seguramente la vida te sonreirá de la manera
más sincera y tendrás el privilegio de aprender de las experiencias y luchas de
los demás, lo cual además de ser gratificante, será productivo en tu vida.
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