El poder de un abrazo

Puede que un abrazo no tenga la solución al problema que nos ocurre, que ni aleje o haga desaparecer lo que nos rodea, pero su magia recompone nuestras heridas, alivia nuestro sufrimiento y nos transmite que más allá de lo ocurrido, hay alguien que nos quiere y se preocupa por nosotros. Porque un abrazo sincero es amar en toda regla.
Abrazar es acariciar el alma de la otra persona y proporcionarle un refugio entre nuestros brazos. Un gesto pequeño pero repleto de sentimientos que cura y recompone a nivel emocional. Abrazar es hablar el lenguaje del corazón.

“Hay un traje que se amolda a todos los cuerpos… un abrazo”

Una definición sobre abrazar

Todos sabemos qué es un abrazo o en qué consiste el acto de abrazar. Según lo define la RAE en su primera acepción sería el acto de ceñir con los brazos, aunque también señala otras como el estrechamiento de los brazos en señal de cariño o el hecho de rodear, ceñir por sí mismo. También se define como estrechar a otra persona entre nuestros brazos como forma de saludo, dar afecto o consuelo.

El abrazo es un excelente medio de comunicación que no necesita ser hablado ni expresado a través de las palabras. Pero, más allá de todas estas definiciones teóricas ¿alguna vez hemos pensado todo lo que conlleva un abrazo? Es decir, ¿cómo sentimos los abrazos y qué repercusiones tienen sobre nosotros?

¡Cuánto silencio acompaña a un abrazo! y ¡cuánto se dice a través del mismo!


Abrazar, una caricia del alma

Si hacemos memoria y echamos manos de nuestros recuerdos, seguro que encontraremos numerosas situaciones que dibujan una sonrisa al rememorarlas en las que un abrazo fue suficiente como consuelo, acto de cariño o respuesta a algo que necesitábamos; incluso también como un regalo de nuestros seres queridos. Los abrazos son momentos repletos de felicidad capaces de emocionar hasta al corazón más duro porque tienen el poder de traspasar corazas.

“Se dice que cada vez que abrazamos a alguien con gusto, ganamos un día de vida.”
-Paulo Coelho-

Tenemos la mala costumbre de ignorar la importancia de los pequeños detalles y el valor que conlleva dedicar tiempo a nuestros seres queridos… Abrazar es una maravillosa formar de dar amor a los que nos rodean, es acariciar el alma de quien tenemos cerca. Todos funcionaríamos mejor si abrazáramos o nos dejáramos abrazar más a menudo, porque aunque abrazar es un acto cotidiano del cual desconocemos la plenitud que nos proporciona.

Cada abrazo alberga diferentes intenciones pero siempre lleva consigo el establecimiento de un lenguaje simbólico entre la persona que lo da y la que lo recibe. Un mensaje que todo el mundo percibe pero que solo ellos entienden: el lenguaje secreto del afecto. Pero lo importante no es solo recibir abrazos, sino también darlos, y pedirlos si es necesario.

Porque… ¡Abrazar también es un arte!
Beneficios de un abrazo

El contacto físico expresado a través de los abrazos es necesario para nuestro bienestar tanto individual como social.

Resulta imposible enumerar todos los beneficios que reporta un abrazo, ya que habría que detenerse en cada situación específica, observando el contexto, el motivo, las personas implicadas y la historia de cada una, pero podemos mencionar algunos de los beneficios generales que aportan los abrazos sanos y positivos como:

-Disminución del estrés.
-Sensación de seguridad y protección.
-Ayuda a nuestra autoestima.
-Transmisión de energía y fortaleza.
-Mejora de las relaciones interpersonales.
-Promueve la sensación de tranquilidad.

Lo mejor es que lo comprobéis por vosotros mismos cuando seáis partícipes de la experiencia de un abrazo, pues no hay dos abrazos iguales por mucho que queramos. Por ello, ¡Abracemos, y dejémonos abrazar!

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