Tu miedo no es a comenzar de nuevo, es a que tenga el mismo desenlace que te hizo sufrir

En algunas oportunidades tenemos caídas tan estrepitosas, donde nos cuesta tanto levantarnos, que una vez de pie podemos sentir temor de empezar a andar nuevamente, estamos marcados por la experiencia y aun sabiendo que hemos logrado recuperarnos nos cuesta alejar de nuestra mente la idea de volver a pasar por algo similar.
Esto es normal que ocurra, pero no debemos darle poder a ese miedo, debemos entender que en la vida nos caeremos muchas veces, por diferentes motivos, haciendo las cosas de una manera o de otra totalmente diferente, ninguna batalla está ganada de antemano, pero el miedo no pude ser el protagonista de nuestra historia.

Debemos actuar con prudencia, pero no con miedo o con predisposición, cuando nos encontramos predispuestos  comenzamos a irradiar una energía que nos hará encontrarnos con aquello que justamente no deseamos, es como una manera de reforzar las experiencias para que logremos aceptarlas  y dejar de resistirnos a ellas.

Cuando dejamos nuestro pasado atrás y decidimos tomar la lección de la manera más objetiva posible, conociendo los riesgos, aceptando los errores, podemos ver el camino desde una nueva perspectiva, podemos iniciar la marcha sin miedo a tropezar con las mismas piedras, conscientes de que pudiese pasar pero no paralizados por no querer hacerlo.


Debemos tomar de las experiencias todo aquello que nos enriquezca, que nos haga más fuertes, si hemos tropezado o caído, eso nos debe hacer conocer lo que llevamos dentro, que nos impulsa a levantarnos las veces que sea necesario. No podemos transformar las derrotas del pasado en derrotas del futuro y eso lo hacemos cuando es nuestro temor al dolor el que actúa por nosotros, el que decide y el que se encueva procurando no ser lastimados nuevamente.
Nuestra actitud ante la vida es lo que define la mayoría de nuestras experiencias, la sonrisa ante la adversidad, la motivación, el saber que tenemos infinitas posibilidades y que somos capaces de crear la vida que queremos, es lo que nos permite atraer a nuestra vida todas las experiencias positivas que deseamos atravesar.

Muchas veces no entendemos que para llegar a un punto es necesario aprender algunas cosas y que esos conocimientos solo pudieron llegar a nosotros a través de una experiencia particular. Cuando entendemos la vida fuera de un papel de víctimas, nos resulta más sencillo inclusive agradecer las lágrimas derramadas, las heridas que tuvimos que curarnos, los tropiezos y las caídas que afrontamos, porque a través de ellas somos hoy lo que somos y llegaremos a donde tengamos que estar.

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