Probablemente en algún
momento de tu historia ya ni te acuerdes de mí, olvidarás lo que vivimos, los momentos que te di,
la fuerza y empeño que puse en que las cosas funcionaran, siento que de alguna
manera en algún momento fui correspondida, sin embargo, nunca tuviste para mí el tiempo, ni el espacio
suficiente…
Todos en la vida pasamos por
relaciones en las cuales no nos sentimos correspondidos de manera recíproca,
sentimos que hemos dado más de lo que hemos recibido, que hemos sacrificado más
de lo que la otra persona estuvo dispuesto a sacrificar por nosotros y que de
alguna manera, todo se mantuvo a flote por nuestra sola y única disposición.
Generalmente siempre alguno de los dos miembros de la pareja, da un
mayor peso e importancia a las cosas, de hecho esta diferencia entre
las dos personas que conforman una pareja, es lo que genera un equilibrio, sin
embargo, es justo y necesario que exista un mínimo de igualdad y que si la otra
persona siente, que no está recibiendo lo mismo de alguna manera, tenga la
voluntad y la valentía, de abordar de manera clara y directa a su pareja, pues
probablemente ya no sea lo que él quiera o necesite.
No fui lo que
querías…
En este
tipo de relaciones siempre nos sentimos a prueba,
sentimos que constantemente vivimos esforzándonos por agradar, por complacer y
por satisfacer a la otra persona, nos esmeramos en los detalles, en las
sorpresas, en la tolerancia y en la comprensión y en muchas oportunidades,
dejamos de lado aquello que quisiéramos compartir y que viene de nuestro
interior, únicamente porque sabemos en cierta forma, que para la otra persona
no será importante.
Tristemente al final de este camino, no resultamos ser lo que la
otra persona quería, nada de lo que pudimos haber hecho fue
suficiente y sencillamente
se marchó de nuestro lado, solo o acompañado, a
saciar sus necesidades y sus requerimientos en otra persona, en estos casos lo
mejor es cerrar esta ventana y abrir ampliamente tu puerta, que si bien no eras
lo que él quería, de seguro fuiste a más de lo que merecía.
El valor que te das…
Cuando
decides dejar atrás una relación porque sencillamente no te sientes valorada,
ya te hace merecedora de una relación y una oportunidad mejor,
únicamente tú puedes darte el puesto y el lugar que te mereces, no puedes
pretender que la otra persona te valore cuando tú misma no logras respetarte.
Si has hecho todo lo que ha
estado a tu alcance, de una manera sensata, inteligente y amorosa, para lograr
que la relación que tienes con esa persona funcione y siempre terminas desilusionada y decepcionada,
es más que obvio que esa persona no te merece y en estos casos, es mejor
resultar ser lo que él no quiere, porque seguramente
te estarás perdiendo a su lado la oportunidad en la cual tendrás, lo que
definitivamente mereces y que siempre espera por nosotras, aunque nos
distraigamos en el camino.
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