Es por esto que necesitaba de ti mi soledad, de mi
silencio, para encontrarme y saber hacia dónde quiero dirigir mi vida.
Te escribo para decirte que
todo este tiempo que he pasado contigo ha sido estupendo. Mi soledad del alma, me has hecho entender que es
necesario estar contigo para reflexionar, meditar y para encontrarme.
Durante todo estos años he
sido feliz a tu lado. Me he visto cada vez al mirar mi reflejo en un espejo.
Puedo entender que he cambiado, y no hablo de las arrugas que me han salido,
sino de cómo ahora al verme me amo. Todo este tiempo a solas me sirvió para
valorarme, para hacer crecer mi autoestima. Ahora sé que me amo tal cual soy. Al verme desnuda, con ropa, al desnudar mi alma, mi
corazón, y todo en mí, puedo ver la hermosura de mujer que he estado
escondiendo.
En el silencio pude entender
y escucharme para así comprender que me envenenaba con cada palabra y
pensamiento. Que al prestar mi oído para que otros hablaran de mí o dieran su
opinión de lo que yo tenía que ser, les daba el poder de decidir sobre mí, cuando
ese poder solo lo tengo yo. Puede
que fracase o triunfe, pero por lo menos sé que fui yo la que decidí y nadie lo
hizo por mí, y que serán mis tropiezos.
Es por esto que necesitaba
de ti mi soledad, de mi silencio, para encontrarme y saber hacia dónde quiero
dirigir mi vida. Tropezar me ha hecho fuerte. Una vez leí que las personas que
han sufrido son las más agradecidas y fuertes. No me considero una persona
débil y mucho menos desagradecida, pero soy de las que pienso que cada
situación te obliga a decidir si avanzar o detenerte. Pero la vida se trata de
eso, de luchar para alcanzar lo que se quiere, de sufrir, de caer y levantarse,
de lanzarse o simplemente mirar como otros lo hacen.
Solo sé que las etapas
vividas son necesarias. Cuando me he sentido con ganas de dejar todo y tirar la
toalla, escribo para sacar todo, para salvarme y así poder salvar a alguien que
este peor que yo y que lea estas palabras marchitas y que al mismo tiempo
florecen. Estas palabras que escribo en medio de esta mi soledad, porque es en
ese momento en el cual soy más feliz. Es en esta soledad donde escucho tantas
melodías que me hacen querer bailar y cantar, sin importar que mi voz se
escuche fea o mis vecinos quieran ponerme un pedazo de tela en mi boca. Es en
donde me muevo al ritmo de una mezcolanza que es lo que soy.
En ese momento todo en mí
cobra sentido, y comienzo a reír como una loca que no se puede detener, que
llora al ver una flor o la sonrisa de su sobrino, porque mi felicidad viene de
mí, no de otros.
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