Es probable que te haya
sucedido en más de una ocasión: estás hablando y de repente te quedas en
blanco, simplemente no sabes qué decir, es como si toda la información de tu
mente se hubiera borrado de un plumazo. Puede suceder cuando estamos dando un
discurso frente a un auditorio o cuando debemos enfrentarnos a un evento muy
importante para nosotros, como un examen o una entrevista de trabajo.
¿Qué sucede en el
cerebro cuando nos quedamos “en blanco”?
Existen diferentes causas
por las cuales podemos quedarnos con la mente en blanco. De hecho, en algunos
casos es un signo de envejecimiento y en otros es síntoma de una enfermedad
neurodegenerativa.
Sin embargo, lo más usual es
que se deba al estrés y la ansiedad. De hecho, se trata de un fenómeno común
cuando nos exponemos a una gran tensión emocional, ya sea por un exceso de
responsabilidad o porque una situación nos preocupa sobremanera.
El problema es que cuando
nos sentimos ansiosos nuestro proceso de pensamiento cambia y entramos en lo
que podríamos denominar “modo reactivo”. En estos casos nuestros músculos se tensan,
los sentidos se agudizan y se producen cambios a nivel neuroquímico que nos
permiten responder físicamente con mayor velocidad pero no son precisamente los
mejores aliados de la memoria.
Uno de esos cambios es la
liberación de corticosterona, una hormona que entra en acción fundamentalmente
ante las situaciones de tensión, miedo y ansiedad o cuando recordamos un evento
“traumático” del pasado. Esta hormona se sintetiza en la corteza suprarrenal y
entre sus funciones se encuentra precisamente la de bloquear los sistemas de
recuperación de información.
La corticosterona afecta el
funcionamiento de diferentes zonas del cerebro, entre ellas el hipocampo, que
es fundamental para recordar, la amígdala, relacionada con las emociones, y la
corteza cerebral, que interviene en la recuperación de los recuerdos. De hecho,
neurocientíficos de la Universidad de Bordeaux apreciaron que la
corticoesterona inunda, literalmente el hipocampo tan solo 15 minutos después
de haber estado sometidos a un estrés agudo.
En este sentido, se ha
comprobado que si se administran glucocorticoides antes de una prueba de
aprendizaje, resulta más difícil recuperar ese contenido. Por otra parte, esta
hormona también influye en en el tiempo que dura ese lapsus de memoria, que en
ocasiones puede llegar a los 90 minutos. Esa es la razón por la cual los datos
que no pudimos recordar durante un examen, una entrevista de trabajo o una
presentación, afluyen sin dificultad más tarde, cuando estamos más relajados.
¿Cómo evitar esta
situación?
Como podrás suponer, la
mejor estrategia para evitar quedarte con la mente en blanco es mantener bajo
control el estrés. Por tanto, si sabes que vas a enfrentarte a una situación
que te genera tensión y ansiedad, puedes practicar antes técnicas de relajación
o de control de la respiración.
También te ayudará no
adoptar un discurso hiper crítico contigo mismo ya que mantener ese diálogo
constante en tu mente hará que el cerebro termine sobresaturándose, por lo que
se quedará en blanco en un intento por “resetearse”.
Otro truco consiste en
intentar recuperar la información de la misma manera en que la adquiriste. De
hecho, uno de los errores más comunes por el cual no logramos recordar un dato
es porque estamos buscando en el compartimiento equivocado de la memoria. En
práctica, intentamos activar un circuito que no fue el que utilizamos durante
el aprendizaje, razón por la cual no podemos encontrar lo que estamos buscando.
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