Progenitores que educan a
sus hijos saltándose las leyes de la lógica. He aquí 15 ejemplos.
La gran mayoría de padres
intentan de manera genuina darlo todo por sus hijos y hacer todo lo que tienen
a su mano para satisfacer sus necesidades, pero incluso lo padres con mejores
intenciones cometen errores y llevan a cabo comportamientos poco beneficiosos
para el desarrollo y el bienestar de sus descendientes.
Las conductas tóxicas de los
padres
Desafortunadamente, algunos
padres van más allá que los simples errores y realizan conductas tóxicas que
perjudican seriamente el crecimiento de su hijo y su salud emocional, porque la
figura de un padre puede marcar el futuro de su hijo y es, junto a la madre, el
agente educativo más importante para éste,
Pero, ¿cuáles son las
conductas perjudiciales de los padres hacia sus hijos? ¿cuáles son los
comportamientos tóxicos de los progenitores? A continuación puedes encontrar
las 15 características más habituales de los padres tóxicos.
1. Demasiado exigentes
Hay algunos padres que son
demasiado exigentes con sus propios hijos y que no toleran sus fracasos. Estos
padres críticos, son demasiado perfeccionistas y esperan que sus hijos lo hagan
todo bien, y piensan que la manera de conseguirlo es recordándoles sus errores
una y otra vez.
Este tipo de comportamiento
puede provocar serios problemas para sus descendientes en el futuro y, en
ocasiones, un daño psicológico y emocional que puede acompañarles el resto de
su vida. Una de las causas de esta conducta puede ser la baja autoestima del
padre, un tremendo sentimiento de inferioridad e incluso una personalidad
perfeccionista.
2. Manipuladores
A pesar de que muchos padres
tienen un comportamiento ejemplar con sus hijos, hay otros que, de manera
consciente o inconsciente, tienen una actitud manipuladora y que dañan
profundamente a sus hijos, porque, en ocasiones, no pueden escapar de ellos.
Son padres que, además, suelen tener este tipo de comportamiento con otros
individuos y, por tanto, sus propios hijos sufren sus comportamientos tóxicos
también.
Las personas manipuladores
son expertas en detectar las debilidades ajenas para llevarlas a su propio
terreno de manera sigilosa. Además, suelen no detenerse hasta conseguir su
objetivo, son insaciables y suelen tener una gran necesidad de control.
3. Autoritarios, poco
tolerantes e intransigentes
Los padres autoritarios son
aquellos que obligan a sus hijos a comportarse de determinada manera sin tener
en cuenta sus necesidades y emociones, Son intolerantes e inflexibles y hacen
sentir mal a éstos, mostrándose incluso agresivos cuando sus hijos no actúan
como ellos desean. Esto incluye sacar las cosas de contexto y actuar de manera
desproporcionada en muchas ocasiones.
Son padres que muestran una
comunicación escasa con sus hijos e intentan criar niños obedientes, pero
también muy dependientes. Al ser poco afectuosos, sus hijos suelen acabar
siendo poco alegres o espontáneos
4. Maltratadores físicos y
verbales
Por mucho que a algunos de
nosotros nos cueste creer que existen padres que maltratan a sus hijos, éstos
existen. Algunos de éstos emplean la violencia física en momentos puntuales y
otros más a menudo. Algunos de ellos emplean la violencia verbal: hablando de
malas maneras y propinando insultos. Los padres maltratadores crean problemas
serios en la autoestima de sus hijos y provocan un daño que puede difícil de
borrar de la memoria.
5. Demasiado críticos
Existen los padres exigentes
como hemos dicho, pero, además, también es posible encontrar padres demasiado
críticos. Son padres que raramente elogian a sus hijos y no suelen ser
conscientes de que no saben que con sus reproches continuos acaban reforzando
el mal comportamiento que pretenden corregir. Criticar trae consigo juzgar,
censurar y condenar, y esto hace que los hijos se pongan a la defensiva y
respondan con hostilidad y desconfianza
6. Poco afectuosos
Los hijos necesitan sentir
el cariño de sus padres, especialmente cuando se sienten solos. El cariño del
hogar puede ayudar a pasar los malos ratos y crea vínculos afectivos que luego
el niño aprende. Los modelos familiares que no tienen su base en el afecto y la
confianza, pueden provocar problemas en las relaciones interpersonales de los
hijos en el futuro.
7. Poco comunicativos
La comunicación es básica en
las relaciones interpersonales, porque puede evitar muchos conflictos. Pero en
el caso de la relación padre-hijo es especialmente necesaria porque puede
ayudar al hijo a sentirse querido y es necesario para su correcta educación.
Los padres poco comunicativos evitan tener conversaciones con sus hijos y no
tienen en cuenta sus necesidades. De hecho, los padres deberían tener en cuenta
no solo lo que dicen, cuándo lo dicen y cómo lo dicen, sino que deberían ser
expertos en la escucha activa de sus hijos.
8.Culpabiliza a sus hijos
de su propios fracasos o frustraciones
Algunos padres no están a
gusto con sus propias vidas, por ejemplo, por sentirse fracasado en su trabajo.
Como consecuencia de ello, su autoestima puede estar baja y pueden mostrarse
bastante irritables y poco pacientes. Estos padres, además, pueden cometer el
error de proyectar sus fracasos en la gente que les rodea, especialmente a
aquellas personas cercanas, como sus propios hijos.
9. Proyecta sus fantasías o
sueños en sus hijos
Mientras algunos pueden
culpar a sus hijos por sus fracasos, otros pueden proyectar sus sueños fallidos
o expectativas no cumplidas en los más pequeños. En otras palabras, pretenden
que sus hijos vivan la vida que ellos no han podido vivir. Por ejemplo,
obligándoles a bailar cuando los niños no disfrutan con esta práctica.
10. Excesivamente protector
La gran mayoría de los
padres quieren que sus hijos estén bien y se preocupan por ellos. Pero algunos
padres convierten esta conducta en un comportamiento totalmente tóxico. Por
ejemplo, no dejándoles salir con sus amigos a pasear en bicicleta por miedo a
que tengan un accidente. Esto provoca que sus hijos se vuelvan inseguros y no
desarrollen su propia autonomía, y, además, no les dejan disfrutar de su vida.
11. No aceptan sus amistades
Los padres tóxicos no
aceptan las amistades de sus hijos porque tienen expectativas de quién deben
mezclarse o no mezclarse. Ya sea porque no tienen carrera, porque llevan
tatuajes o por no ser como ellos quieran que sean. Los padres tienen que dejar
a sus hijos vivir su vida.
12. Planifican su carrera
profesional
La preocupación de los
padres porque sus hijos tengan la vida que ellos desean puede hacer que sus
hijos acaben eligiendo su carrera profesional en función de los gustos de sus
padres. Por ejemplo, algunos hijos pueden destacar como artistas y pueden ser felices
desarrollando su pasión, pero, en cambio, acaban estudiando la carrera de
medicina y dedicándose a algo que no les hace plenamente felices. Cada uno debe
vivir la vida en función de sus propios sueños y expectativas, no reproducir la
de sus progenitores.
13. Son egoístas
Todos hemos conocido a
personas muy egoístas durante nuestra vida, pero más complicada es la situación
cuando este tipo de hábitos y actitudes egocéntricas se manifiestan en los
padres. Los padres egoístas solo piensan en sí mismos y causan mucho
sufrimiento en los hijos que pueden no sentirse queridos.
Las personas egoístas, igual
que los padres egocéntricos, comparten algunas características Puedes
conocerlos en este artículo: "Las personas egoístas comparten estos 6
rasgos"
14. Son un mal modelo
Los padres son ejemplos para
los hijos y son los modelos más importantes para su vida, porque en ellos se
ven reflejados y suelen heredar ciertos hábitos, costumbres e incluso
comportamientos. Cuando los padres no dan ejemplo y son un mal modelo, los
hijos corren el riesgo de aprender conductas nocivas. Eso sin tener en cuenta
el daño emocional que les pueden hacer, por ejemplo, si son alcohólicos.
15. No les enseñan hábitos
saludables
Los hijos se ven reflejados
en los padres, pero especialmente importante es saber que los progenitores
educan a sus hijos a la hora de adoptar hábitos saludables. Los padres que no
tienen un estilo de vida saludable, mandan un mensaje erróneo a sus hijos, y
eso puede tener un efecto en su salud futura.
No solo eso, sino que,
además, cuando los hijos son muy pequeños son seres que están a merced de sus
padres. Si éstos les alimentan mal, los hijos pueden sufrir las consecuencias
negativas de este comportamiento. Por ejemplo, sufriendo sobrepeso debido los
malos hábitos alimenticios de la familia y un estilo de vida sedentario.
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