Todos estamos expuestos a
decepciones continuamente en nuestras vidas, solo los que logran aplicar la
estrategia de nos esperar nada de nadie, están menos expuestos a este riesgo
natural. Sin embargo, las buenas y las malas acciones existen, hay parámetros
que nos ayudan a distinguir cuando estamos produciendo en alguien un efecto
positivo o uno negativo y aun cuando no esperemos algo en particular de
alguien, no dejarán de dolernos las acciones de quien queremos, que nos afecten
de manera negativa.
Hay
quienes son especialistas en decepcionar a quienes lo quieren,
algunos se escudan en no tener la intención de hacerlo, de ser casos fortuitos
o cualquier otra cosa que los aleja de la realidad, otros son un poco más
transparentes y entienden que se están aprovechando del cariño, de la
confianza, de la fe, del entendimiento de quien lo 65 quiere
para hacer las cosas sin cuidado alguno de sus consecuencias.
Perdonar
repetitivamente a la misma persona puede ser contraproducente
Perdonar es un don, pero
cuando se hace repetitivo con la misma persona, debemos revisar qué es lo que
está ocurriendo, uno puede afrontar cierto tipo de decepciones, puede otorgar
disculpas, pero esto no puede hacerse un hábito, porque el respeto debe estar
presente y lastimar a alguien reiteradas veces no es sano para ninguna de las
partes.
Cuando amamos a alguien
solemos idealizarlo y con ello puede venir mucha frustración, porque colocamos
a la persona en un pedestal ubicado a una altura mucho más elevada de la que le
corresponde y cualquier actitud que se desvíe de lo que esperamos se traduce en
una decepción.
Por eso es muy importante
evitar la idealización, considerar que estamos interactuando con seres humanos
que poseen virtudes y defectos, al igual que nosotros y que debemos darle la
libertad de ser crecer sin que esto nos afecte por nuestras expectativas,
evidentemente dentro de los márgenes de respeto y tolerancia que garanticen que
no sufriremos las consecuencias de las acciones negativas de quienes amamos.
Debemos
ser justos y no sacar las cosas de proporción cuando nos relacionamos con
alguien, y evidentemente no podemos dedicarnos a decepcionarnos
una y otra vez de quienes amamos, debemos revisar lo que ocurre y muchas veces
la única solución para dejar de pasar por lo mismo viene dada por la distancia.
Resulta preferible guardar los sentimientos positivos que tenemos para alguien
desde la lejanía y no ver como acaban ante nuestros ojos como consecuencia de
continuas decepciones.
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