Algunas veces sentimos que
demostrar nuestras emociones es sinónimo de debilidad, de poco autocontrol y
creemos que las personas fuertes no andan por la vida derrumbándose ante las
adversidades, sino que mantienen una postura firme que les permite salir
adelante.
Sin embargo, cuando somos muy rígidos, inclusive con nosotros
mismos, en nuestros estados de soledad, solemos ser más propensos a
quebrarnos, precisamente por tener pocas vías de drenaje y no permitirnos
flexibilizarnos ante las diversas situaciones.
Es el conocernos, el
entender nuestras debilidad, el no mandar a callar nuestro corazón ante una
pena, lo que nos hace poder salir airosos de las situaciones que nos generan
dolor. Guardar la pena, aparentar que no existe o que no duele, siempre hará
estragos en nuestro ser. Manifestaremos por cualquier vía lo que no sabemos
expresar y nos generemos un daño mayor del que una respuesta oportuna y una
atención a nuestro interior pensamos podría generarnos.
Es
evidente que conscientemente no nos gusta estar tristes, no nos gusta sentirnos
vulnerables, sin embargo son sentimientos y emociones
normales que enfrentamos todos los seres humanos. Esto no es un llamado a ir
por el mundo derramando lágrimas, inspirando lástima o buscando consuelo. Es un
llamado a darnos la oportunidad de drenar nuestro dolor, de no engavetarlo, de
no pasarlo desapercibido, porque en el momento que esa gaveta se abra, que de
seguro lo hará se habrá vuelto ese dolor mucho más grande, generará
consecuencias mucho perores en nosotros.
Si queremos llorar, no pasa
nada, lloremos, drenemos esas angustias, no debemos sentirnos débiles, sino
humanos, atravesando y dándole cara a algo que nos acontece. Somos seres
emocionales y nuestro cuerpo necesita expresarse y necesita drenar, atendamos
como a un pequeño niño nuestras demandas, hagámonos saber que todo estará bien,
que está bien sentirse así, pero que pronto todo se solventará.
Nunca nos demos la espalda o
nos recriminemos falta de fortaleza, la mayor fortaleza radica en poder darnos
contención cuando la necesitamos, en darnos el tiempo y tomar las acciones que
sean necesarias para sanar, para superar una decepción, para atravesar un
duelo. Luego de
prestarnos la debida atención, podemos recobrar energías y prepararnos para
alzar nuestro vuelo, sin ninguna carga a nuestra espalda, sin ningún
remordimiento, sin ninguna herida abierta.
Contar con personas que nos
quieren en momentos complicados es muy positivo, sin embargo, siempre debemos
ser nosotros mismos los que manejemos nuestras penas y tomemos las acciones
necesarias para salir adelante con las menores secuelas posibles.
Este articulo fue realizado gracias a mujer.guru Si deseas seguir leyendo artículos de tu interés sigue explorando el sitio.
Comentarios
Publicar un comentario