La traición es ese acto que
arremete directamente contra nuestro corazón ejecutado por ese alguien que
considerábamos jugaba en nuestro equipo, mientras más es el afecto, la
confianza, la cercanía, más duele la traición.
Cuando confiamos en alguien,
cuando le damos a alguien la oportunidad de conocer nuestras debilidades,
cuando esperamos apoyo de esa persona y lo que obtenemos es una herida
profunda, la decepción se apodera de nosotros y aunque no lo queramos, se
generan cambios importantes que pueden ir más allá de la prudencia y la
cautela.
Luego de una traición
podemos colocarnos una coraza de protección que puede limitarnos inclusive
nuestra manera de amar de ahí en adelante, puede hacernos desconfiar del resto
de nuestros afectos y las potenciales relaciones que podamos tener.
La traición nos abre los
ojos para distinguir con propiedad quienes merecen un lugar en nuestras vidas y
quienes sencillamente estaban usurpando un lugar que nos les correspondía. Un
enemigo no nos traiciona, él actúa de acuerdo a lo que esperamos de él,
obviamente ante un enemigo declarado hay que tomar acciones preventivas y
evitar darle las armas con las cuales pueda atacarnos.
Sin embargo, quien nos
traiciona, utiliza lo que nosotros mismos le hemos dado en nuestra contra,
algunas veces sin medir las consecuencias negativas que pueden generar en
nosotros, llevan a cabo acciones que nos pueden lastimar en lo más profundo.
Por lo general no estamos preparados para ellos y la sorpresa es la que nos
embarga, nos cuesta creer que justamente esa persona a quien le hemos otorgado
nuestra confianza, nuestro afecto, sea precisamente quien nos perjudica.
Obviamente no vamos a andar
por la vida pensando que seremos traicionados, esto es insano y muy
probablemente no nos permitirá vivir ninguna experiencia a plenitud, y por
fortuna o por desgracia, nunca llegamos a conocer a nadie en su totalidad (ni
siquiera a nosotros mismos), por lo que no podremos asegurar en ningún caso que
alguien no llegará a traicionarnos.
La traición se comete muchas más veces por debilidad
que por un designio premeditado de traicionar. François de La Rochefoucauld
Lo que debemos hacer es
sembrar lo mejor en los otros y sencillamente arriesgarnos, como todo en la
vida todo es una apuesta, y juguemos la vida apostando a ganar, apostando a que
nuestros afectos merecen nuestra confianza, nuestro amor y nuestro respeto. Y
en caso de ser traicionados, rescatemos lo positivo, porque una traición
siempre resulta un verdadero filtro de las personas que deben estar en nuestras
vidas.
Este articulo fue realizado gracias a mujer.guru Si deseas seguir leyendo artículos de tu interés sigue explorando el sitio.
Comentarios
Publicar un comentario