El actuar sin medir las
consecuencias es muestra de inmadurez y de ignorancia, cada cosa que hacemos,
cada palabra que decimos, cada juicio que emitimos tendrá un efecto en nuestras
vidas, en qué momento? No podemos saberlo, lo que sí es seguro es que desde las
que creemos insignificantes, hasta las de mayor envergadura tendrán una consecuencia
en nuestras vidas.
Sabiendo esto, lo más inteligente es actuar siempre con consciencia y
con justicia, no procurar acciones que por favorecernos a nosotros perjudiquen
a otros, porque si bien es cierto que debemos ser garantes de
nuestra felicidad, procurar para nosotros lo mejor, esto no puede representar
el sacrificio de la felicidad de otro, porque la vida con sus variadas
demostraciones se encargará de decirnos que lo que hicimos no estuvo bien, y
realmente palparemos los efectos de nuestras acciones.
No se trata de un castigo,
ni que nos sintamos amenazados, se trata de actuar de manera consciente, de
manera noble, de no procurar para los demás lo que no nos gustaría que formara
parte de nuestras vidas, no por miedo a lo que nos puede pasar, pero sí
conscientes de que si no sembramos el bien, probablemente nuestra cosecha no
sea de las mejores.
La vida es un eco, lo que
damos a ella lo recibimos de vuelta, así que no juzguemos, porque hoy podemos
atravesar una realidad, pero mañana, podemos estar del otro lado de la partida
y darnos cuenta de lo nocivo de los juicios ajenos y entender a profundidad
situaciones que muchas veces si no se viven, no somos capaces de comprender las
maneras de reaccionar.
Seamos empáticos y
solidarios, no juguemos a ser jueces y mucho menos nos creamos los dueños de la
verdad, la verdad es muchas veces relativa, pero lo que sí no es relativo son
las intenciones con las que se lleva a cabo una acción, inclusive cuando los
resultados no coinciden con las intenciones. Si sé que perjudico con mis
palabras, con mis acciones, con mis deseos inclusive, debo prontamente
rectificar, porque lo que recibiré a futuro no será de provecho.
No seamos tan afilados con
los demás, dejemos el egoísmo a un lado, para todos hay y en abundancia, de lo
bueno y de lo malo, actuemos desde la bondad, no lancemos piedras a otros, con
las cuales podamos tropezarnos mañana. Seamos ecuánimes, seamos lo más justos
posibles y no le procuremos un daño a alguien por satisfacer nuestros
caprichos, porque la vida es un boomerang y lo que lanzamos tarde o temprano
llega a nosotros.
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