Fallar al planear es planear para fallar

Tratar de lograr tus objetivos sin organización es similar a entrar en un automóvil sin volante y esperar llegar a tu destino. Desafortunadamente, demasiada gente no abraza la organización y los muchos beneficios que puede traer. En cambio, se basan en el azar y la suerte.

Para ser verdaderamente capaz de maximizar tu potencial y lograr todo lo que puedas, la organización es una necesidad. Organizar tu vida requiere que adoptes un proceso y que te apegues en cada faceta de tu día a él para crear los hábitos que animarán orden.
IMAGEN: PEXELS
Este proceso organizacional incluye análisis, asignación y acción. Estas tres A pueden ayudarte a estructurar sus actividades y aumentar tu producción a través de una mayor eficiencia.

La primera A: Análisis
Antes de que puedas realmente ser organizado, primero tienes que entender lo que tienes que hacer, y lo que se debe hacer para lograrlo. Esto requiere que definas categorías para tus responsabilidades tales como trabajo, escuela y hogar.

Parte de un plan de organización exitoso es aplicarlo universalmente a todo lo que haces. Estructurar una parte de tu vida y dejar al resto un caos no te permitirá maximizar tu potencial.

Por lo tanto, comienza tu lista escribiendo todo lo que debes hacer sobre una base diaria, mensual y anual. Si bien puede parecer contradictorio mirar algo que sólo tienes que hacer una vez al año, como tu declaración de impuestos, esto pagará dividendos haciendo la tarea más fácil y disminuyendo la cantidad de tiempo que tienes que gastar haciéndolo.

La parte de análisis de la organización es principalmente acerca de todas las cosas que debes hacer, y ver cómo estas tareas podrían combinarse en una sola acción, en lugar de dos distintas.



La segunda A: Asignación
La asignación es el proceso de determinar cuánto tiempo dedicar a cada actividad y cuándo lo harás. Esto permite un enfoque de "imagen grande" que te permite decidir la importancia de cada tarea.

De esta manera, evita gastar demasiado tiempo en las actividades de "poca imagen" y concentra tus esfuerzos en acciones cruciales. Responder a cada correo electrónico al instante, por ejemplo, puede desperdiciar una gran parte de tu día.

También es importante permitirse pausas programadas. Nadie es una máquina, y todos necesitamos un tiempo de inactividad. Distribuye períodos de tiempo durante todo el día para revisar tus redes sociales, leer y recargar sus baterías.

Tu asignación de tiempo debe ser realista. Si programarás quince minutos de tiempo para proyectos que requieren una hora, no podrás terminar lo que has comenzado y tu plan no te ayudará a lograr nada.

La tercera A: Acción
La acción puede ser la más importante de las tres. Incluso el mejor plan es inútil si no se pone en movimiento.

Es por eso que es importante tener el hábito de seguir tus planes y aprender a decir "no" cuando otros te piden que hagas cosas que solo te quitarían tiempo. Mantenerte comprometido con tu plan de organización debe ser tu máxima prioridad. Con el tiempo, se convertirá en una segunda naturaleza.

Al trabajar para diseñar un plan para organizar tu vida, aumenta tu eficiencia al dedicar más tiempo a las cosas que son más importantes. La aplicación de esta estrategia a cada área de tu vida te ayudará a encontrar más tiempo para gastar en las actividades que disfrutas, así como ayudarte a llegar más lejos. Utilizando las tres “A” serás capaz de materializar estos beneficios y cosechar los frutos de una vida organizada.


Comentarios