Donde no puedas amar, no te demores

Cuando hablamos de amor, la mayoría de las veces somos capaces de reconocer en donde podemos soltar nuestras anclas y dedicarnos a una persona especifica con fines de hacer florecer una relación regándola con nuestras intenciones y esperando de forma tácita que nuestro amor pueda ser correspondido.
En contra parte, muchas veces nos colocamos una venda en nuestros ojos y solo nos damos la tarea de soltar esta venda para ver específicamente lo que queremos, este tipo de actitud, característica de personas cargadas de ilusión, de esperanza y también de irrealidad, dificulta que podamos darnos cuenta de que no es el mejor sitio para quedarnos, que no encontraremos allí ninguna correspondencia en cuanto a amor se refiere.

El tiempo es uno de los recursos más valiosos, adicional a toda la energía que dedicamos en una relación, por lo que es necesario afinar los filtros que nos permitan, a pesar de nuestras ilusiones, apreciar cuándo no vale la pena hacer una inversión prolongada de nuestros recursos.


A medida que pasa el tiempo afinamos más esta capacidad, sin embargo lamentamos muchas veces el tiempo que consideramos perdido o mal invertido con personas con las que evidentemente nunca obtendríamos lo que dentro de nuestros parámetros era parte esencial para que nuestro amor se sintiera bien servido.

Solo nosotros tenemos la capacidad de establecer límites, de demandar de acuerdo a nuestros requerimientos, de esperar cosechar lo que sembramos y todos somos responsables de hacernos valer ante las personas que de una u otra forma se vinculan sentimentalmente  a nosotros. Solo nosotros podemos decidir dar vuelta atrás o sencillamente cerrar un capítulo donde la historia de amor que se escribe no tiene posibilidad alguna de situarnos donde queremos estar.
Muchas veces no queremos darnos cuenta de que estamos desperdiciando el amor, dedicándoselo a alguien que no lo está valorando o que simplemente no es capaz de amarnos, pero es necesario entender que bajo estas circunstancias no vale la pena amar.

Ciertamente debemos amar sin esperar nada a cambio, pero en la práctica muchas veces resulta frustrante enfrentar estos casos, así que si estamos esperando que nos amen, que nos cuiden y nos valoren, debemos comenzar por hacerlo primero con nosotros mismos y de esta forma proyectar eso a nuestro exterior, de esta forma será más difícil encontrarnos en situaciones donde lo práctico sea no amar, por estar junto a la persona equivocada.

Estaciónate justo en el sitio donde tu intuición te diga que puedes amar a plenitud, la intuición habla por nuestro corazón y pocas veces se equivoca.

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