“Debemos ser amables”, esta virtud no siempre es la mejor

Muchas veces pecamos de ser DEMASIADO amables, lo que nos termina llevando a tener una gran cantidad de problemas que podríamos haber evitado fácilmente si no hubiésemos sido tan “buenos”. Generalmente sucede porque tratamos de complacer a los demás para evitar incomodidades o somos demasiado comprensibles y aceptamos lo que nos piden. ¿Cuál es el problema con esto? Que a veces somos amables con personas que no lo merecen, personas desagradecidas que se aprovechan de nuestra buena voluntad y abusan de nuestros recursos: nuestra energía, nuestro tiempo, nuestro dinero.
IMAGEN: PEXELS
Por lo que aquí te brindamos algunos consejos para que seas más selectiva al momento de ser amable con alguien.

Cuida de ti mismo
La principal prioridad de cada uno debe ser uno mismo. Y no en una forma egoísta, sino de una manera amorosa en la que cumples con tus obligaciones y responsabilidades para contigo mismo, y así luego poder cumplir tus obligaciones y responsabilidades con otras personas. Después de todo, si tú no estás bien, ¿cómo podrás ayudar a otros?

Aprender a decir “no”
Sonríe y di “no”. ¿Tu abusiva hermana te volvió a pedir que cuides a los niños este fin de semana otra vez, pero durante la semana no pudo hacerse tiempo para acompañarte al médico? ¿Tu compañero de trabajo te pide que lo cubras un horario cuando tú le pediste un favor y no quiso hacerlo? Hay un método fácil de deshacerte de estas personas que suelen aprovecharse de las personas que son muy amables y hacen pedidos abusivos: sonreír y decir “no” con firmeza . 

Debes defenderte
Si al cambiar tu actitud estas personas abusivas comienzan a criticarte y atacarte, defiéndete con respeto. No tienes que ser amable todo el tiempo ni con todo el mundo. Y esto no quiere decir que seas grosero, sino que tienes derecho a defenderte y exponer las razones de tu cambio de actitud de forma clara y tranquila.

Establece prioridades
¿Qué es lo más importante para ti después de ti mismo? Quizás lo es tu pareja, o tus hijos, o tu familia, o tu carrera, o tus estudios, o tus amigos. Ordena estos puntos de más a menos importantes, y luego apégate a ese orden. 

Ámate mucho más
La mejor solución para una personalidad demasiado amable es amarse mucho más. Porque al amarte aprendes a establecer límites saludables, a respetar tus prioridades, a decir no cuando lo consideras necesario, a defenderte y cuidarte ante cualquier ataque. 
Si descubres que has estado dando demasiado al tratar de complacer a los demás, siendo muy amable sin recibir el mismo trato, tal vez sea hora de que seas un poco más egoísta en este sentido.



Escrito por Kevin Guanilo de Hoy Aprendí.

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