De pronto, y sin que sepas
muy bien cómo, el universo entero parece hilar sus dedos artesanos para traerte
cosas buenas, aquello que esperabas, aquello que sin duda mereces y que tu
propia esperanza había dado por perdida.
¿Por qué no? Algunos lo
llaman suerte, otros designios, unos pocos hablan de ley de la atracción, pero
en realidad… ¿Quién puede negarte que tu esfuerzo, dedicación y voluntad haya
tejido su propia cuerda para que al final de la misma se hallara aquello que
esperabas?
Las cosas buenas llegan a quien sabe esperar y a quien
disfruta por fin de esa suerte que se ha ocupado en forjar jornada tras
jornada. Es el destino, es la oportunidad y la fuerza interior de uno mismo
conjugadas para traernos las cosas maravillosas que dan vida a nuestro corazón.
Si eres una persona que
suele ver con gran escepticismo eso “de que las cosas buenas llegan de
improviso si uno sabe esperar”, merece la pena que reflexiones con nosotros
sobre estos sencillos aspectos. La magia, la suerte, la providencia y las cosas hermosas de la vida están a la
vuelta de muchas de nuestras esquinas. Solo hay que sabe doblarlas, saber
recorrer el camino con la mente abierta y el corazón dispuesto.
La suerte y la
llegada de las cosas buenas se deben a un aspecto: creer en ti
Tan sencillo como eso: las
cosas buenas y el ancla de la suerte solo llegan a puerto de quien es capaz de
creer en sí mismo para propiciar que determinadas situaciones sucedan.
Para que por fin llegue a nuestras vidas eso que tanto
ansiamos, se necesita no solo un deseo. Debemos pensarlo: el pensamiento
infunde la emoción y la fuerza de la voluntad, ahí donde la confianza en uno
mismo y en sus posibilidades, actúan como auténticas llaves del cambio.
Como puedes intuir hay muy
poco de magia en estos conceptos. Tampoco es una idea sacada a la fuerza de los
manuales de autoayuda con los cuales, vender un slogan vacío.
La
creencia en uno mismo mueve montañas y es nuestra auténtica fuerza vital. ¿La
tienes tú? Te invitamos a poner en práctica estos sencillos consejos para
permitir que las cosas buenas, lleguen a tu vida con la sutileza de quien por fin,
ve el amanecer en su vida.
Sal de tu rutina,
propicia pequeños cambios cotidianos
Lo sabemos. Sabemos que
pasas muchas horas fuera de casa cumpliendo un horario laboral, y que los días
te exigen más obligaciones que placeres. Te preocupas por los tuyos y sabes que
cada esfuerzo es necesario.
Podemos seguir cumpliendo
nuestros horarios pero enfocando dicha obligación de otro modo.
Permítete
algo cada día, por pequeño que sea: tomar un café en un sitio nuevo, comprar
un pequeño regalo para los tuyos al salir del trabajo, volver a casa por otro
camino.
Cualquier
cambio en la rutina es un estímulo en nuestro cerebro. Un
estímulo es un refuerzo positivo, y un refuerzo positivo aporta emoción. Eso ya
es un cambio, es otro modo de enfocar el día a día.
Enciende tu ilusión
en el día a día y que nadie te la apague
Quien
deja de soñar muere un poco a cada rato, así que cierra tus ojos y abre tu
mente. Permítete soñar con aquello que deseas, libérate un poco
cada día sintiéndote libre aunque sea en tu pensamiento.
-Cada ilusión enciende un
motor en nuestro interior, hasta que poco a poco, nos van “creciendo las alas”.
Toda ilusión se trasformará en un propósito y el propósito en voluntad.
-Ahora bien, nunca olvides
que a tu alrededor, habrá algún especialista en consumir sueños y voluntades.
Son personas que nos llenan de nubarrones con sus acostumbradas palabras de
“ese tren ya no es para ti”, “tus obligaciones son otras”, “eso son tonterías y
formas de perder el tiempo”… No lo permitas, no los escuches.
Quien puede cambiar
sus pensamientos puede cambiar su destino
Las cosas buenas, en
ocasiones, pueden llegar por un acto puramente casual; todo es posible. No
obstante, siempre habrá mayores probabilidades de que sucedan las cosas buenas
si ponemos de nuestra parte, si propiciamos que esto ocurra siendo auténticos
artífices de esos aspectos soñados.
Si eres capaz de cambiar el enfoque de tus
pensamientos, en especial los limitantes y los negativos, darás paso a ese
destino que tanto ansías pueda llegar. Y si el destino te lleva a un cruce de
caminos… Respira, tú eres quien debe decidir en qué dirección debe seguir tu
vida.
Somos conscientes de que no
es nada fácil variar el enfoque de nuestros pensamientos:
-Los
pensamientos se modelan por nuestras experiencias previas,
por recuerdos pasados, por aprendizajes surgidos a raíz de fracasos que no
queremos repetir.
-Muchos de nuestros
pensamientos están limitados por la indecisión, por creencias en ocasiones
limitantes que nos han inculcado o trasmitido otros.
-Pensamos que los cambios no
son buenos, que solo traen cosas peligrosas y que es mejor “seguir donde
estamos”.
Todo ello son ejemplos de
pensamientos limitantes que requieren una reestructuración cognitiva. ¿Y cómo
lo hacemos? ¿Cómo variamos esos enfoques que habitan en nuestra mente?
Piensa que lo mereces.
Piensa que ha llegado el momento de darte prioridad, de ser el protagonista de
tu vida no un simple actor de reparto a la sombra de los demás. Sueña,
ilusiónate cada día y haz pequeños cambios. O grandes cambios. Las cosas buenas
llegan a quienes saben esperar. No lo dudes.
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me parece muy cierto todo y buena reflexion...gracias
ResponderEliminarSí, como no, nunca llega nada.
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