Muchas veces en nuestras
vidas nos vemos en situación en las cuales nuestra paz se pone en juego, donde
sentimos como nuestra esencia misma se altera y nos cuesta muchísimo encontrar
nuestro centro.
Si bien es cierto que cada
tránsito genera un aprendizaje, también es cierto que lo primero que debemos
aprender es a preservar nuestra integridad y en ello está incluida en primer
plano nuestra paz.
Muchas veces nos hace falta
atravesar muchas tormentas, para valorar y apreciar lo que la paz significa en
nuestras vidas. Si hemos vivido en ausencia de toda la vida, sencillamente no
notaremos lo que estamos sacrificando, y esto no es poco frecuente, la mayoría
de las personas persigue la paz, la felicidad, la verdad, la libertad sin tener
noción real de lo que nada de ello significa.
Una vez que se experimenta
alguna de ellas, se hace menos probable sacrificarlas. Nuestra paz es el estado
ideal de cualquier ser humano, donde las cosas realmente no alcanzan a
perturbarle, y no es que sea indiferente con lo que ocurre en su mundo, sino
que su nivel de consciencia ha trascendido y sabe cómo y con qué identificarse.
Cuando aún no hemos
alcanzado un nivel de crecimiento tal que nos permita establecer filtros a lo
que nos alcanza, a lo que nos afecta, podemos poner en riesgo el encontrar
nuestro centro condicionándonos a escenarios que nos embriagan de emociones,
que nos irritan, que nos perturban, lo cual debemos aprender a manejar y
discernir a nuestro favor en relación a dónde invertiremos nuestros recursos y
nuestras energías.
Nada que nos saque de centro
de manera regular debe tener tanta relevancia en nuestras vidas, bien sea una
relación, un trabajo, una asignación, etc. Y lo más recomendable es poner
distancia, en cualquiera de sus formas, distancia física, distancia emocional,
distancia en pensamientos. Y sobre esto normalmente podemos tomar control.
No podemos permitirnos ceder
el control de nuestra vida, debemos estar alerta a todo aquello que nos roba la
paz y de la manera más inteligente tomar acciones que nos permitan lidiar de
otra manera con la situación sin resultar afectados o sencillamente marcar la
retirada. Aprendamos a decir que no, a ignorar con inteligencia, a marcar
distancia, a controlar nuestras emociones y a trabajar en nosotros mismos con
la intención de aprender a conocernos y dejar entrar solo aquello que nos
genere bienestar.
Recordemos siempre que
nuestro principal propósito en nuestra vida, es sin duda ser felices! Y en
condiciones que nos perturben la paz, nos resultará muy difícil lograr ese
propósito y no solo nosotros resultaremos afectados, sino aquellos que
pertenecen a nuestro entorno, a nuestros afectos, que aun cuando sean inclusive
ellos los que nos roban nuestra paz, requieren de una versión de nosotros en
paz, serena y abierta a dar y recibir amor desde la tranquilidad, no desde la
perturbación.
Este articulo fue realizado gracias a rincondeltibet.com Si deseas seguir leyendo artículos de tu interés sigue explorando el sitio.
Comentarios
Publicar un comentario