Cómo malcriar a un hijo

Ahora, que criar a un hijo se ha vuelto tan complicado, siempre queda la opción de malcriarlo. Este método es más sencillo aunque, quizás, igual o más costoso. Pero, ¿cómo saber si lo estamos criando o malcriando? ¿Cuál de las dos formas elegir: criar o malcriar? La elección, por supuesto, queda a cargo de los padres, tutores, educadores y, por qué no, de la sociedad en general. No vamos a resaltar la importancia de la televisión en la educación, que en ocasiones es mayor de lo que parece, por no extender el relato.
Tampoco vamos a centrarnos en las discusiones que existen sobre si unas acciones son buenas o malas para la educación de los hijos. Vamos a tratar de alejarnos de los relativismos para dar reglas objetivas. Conductas a realizar en la crianza de los hijos, SIEMPRE Y CUANDO EL RESULTADO BUSCADO SEA MALCRIARLES.

“Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”
-Pitágoras-

Los 10 mandamientos para malcriar un hijo
Aunque hay muchas formas de malcriar a los hijos, existen diez reglas que son tan sencillas en su enunciado como los propios mandamientos. Si las cumples, a poca buena suerte que tengas, seguro que consigues el objetivo buscado.


Emilio Calatayud, el conocido juez de menores, nos deja, con toda su buena voluntad, este decálogo para la posteridad (permítanse ciertas modificaciones para enriquecer la lectura):

1.Comience desde la infancia dando a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo entero le pertenece y tiene el derecho a hacer lo que quiera, cuándo y cómo él quiera.
2.No se preocupe por su educación ética o espiritual. Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente. Seguramente aprenda por sí mismo los valores que nadie le enseñó y, por supuesto, los practique.
3.Cuando diga palabrotas, ríaselas. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas. Reforzar el uso de malas palabras y acciones le convertirá en una persona muy alabada y ya sabemos que a los “graciosillos” todo el mundo les adora.
4.No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad. Nadie quiere que su hijo se sienta culpable aunque tenga la culpa. Mejor comprarle un juguete y esperar que la próxima vez no lo repita.
5.Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás y, de paso, cuando se case sabrá quién tiene que recoger la casa.
6.Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura. Déjenle ver la tele libremente y jugar a la videoconsola todo el día.
7.Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
8.Dele todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar e intente buscar una vida independiente en la que gane su sustento por sí mismo.
9.Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones que trastocaran su futura personalidad.
10.Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo. Porqué suponer que nuestro hijo miente, “mi hijo siempre dice la verdad”.

“Los niños han de tener mucha tolerancia con los adultos”
-Antoine de Saint-Exupéry-

La educación asienta los cimientos de la persona adulta
Como decíamos la principio, podemos tener la percepción de que la educación es una tarea más o menos compleja, pero lo que no suele producir adultos responsables es la ausencia de límites claros cuando estos son pequeños. No olvidemos que gran parte de los cimientos de lo que serán en el futuro se asientan en la infancia, tanto para bien como para mal.

Así, aquí quedan expuestos las claves a seguir para malcriar a un hijo. Entiéndase en tono de ironía que incumplirlas hará que nuestro hijo sea mejor persona y, por supuesto, “cuando su hijo sea ya un delincuente, no se olviden de proclamar que nunca pudieron hacer nada por él”.

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