En una cultura que parece
estar obsesionada con la productividad y la eficacia, se habla demasiado de
trabajo y muy poco de vacaciones. Sin embargo, encontrar tiempo para descansar
y desconectarse del estrés cotidiano es fundamental, sobre todo para nuestro
cerebro. De hecho, si a veces te sientes sobresaturado, es probable que se deba
a las limitaciones de tu mente consciente, a que tus recursos atencionales y tu
capacidad de trabajo son limitadas.
El cerebro consume
una gran cantidad de energía
Durante mucho tiempo los
científicos creyeron que el cerebro siempre se mantenía activo, incluso cuando
descansamos o dormimos. Sin embargo, la aparición del electroencefalograma y
más tarde de la resonancia magnética funcional desveló una realidad diferente:
nuestro cerebro apaga las zonas que no esté utilizando.
De hecho, diferentes
actividades activan distintos circuitos neuronales, momento en el cual aumenta
la demanda de oxígeno y glucosa, para obtener la energía extra que necesita.
Sin embargo, el hecho de que nuestro cerebro apague unas zonas y encienda otras
no significa que sea un gran ahorrador de energía. No podemos olvidar que este
órgano consume aproximadamente el 20% de la energía que produce nuestro cuerpo,
y requiere entre un 5 y un 10% adicional cuando calculamos o leemos un libro.
En este sentido, una
investigación realizada en la University of Southern California desveló que
cuando el cerebro está “descansando” en realidad no está siendo improductivo,
todo lo contrario. Esa red por defecto es esencial para reafirmar nuestra
identidad, comprender mejor qué se esconde detrás de los comportamientos de los
demás e incluso nos ayuda a procesar nuestro código moral. Por eso, el descanso
es una oportunidad para que el cerebro reafirme los conocimientos adquiridos,
trabaje sobre los asuntos sin resolver y asuma una distancia emocional de los
problemas.
Cuando dejamos que la mente
divague, esta rebobina las conversaciones que hemos tenido y nos permite
encontrar dónde nos hemos equivocado. También podemos terminar mentalmente una
discusión, con fines catárticos y para evitar un enfrentamiento cara a cara. O
podemos colocar notas mentales que nos permitan planificar el día siguiente,
encontrar soluciones a problemas complejos y encontrar explicaciones que nos
ayuden a darle un sentido más amplio y coherente a nuestro “yo”.
Podemos hacer todas estas
cosas en “modo off” porque nuestro cerebro dispone de dos vías atencionales: la
red de procesamiento de tareas positivas y la red de tareas negativas. La red
de procesamiento de tareas positivas, también denominada control ejecutivo, se
activa cuando nos concentramos en una tarea. Al contrario, la red de
procesamiento de tareas negativas, también conocida como red neuronal por
defecto, se activa cuando dejamos que nuestra mente divague, cuando soñamos
despiertos. Sin embargo, cuando una de estas redes está activa, la otra se
apaga.
Como podrás suponer, ambas
redes son importantes y nos han permitido hacer grandes descubrimientos. De
hecho, esa red de procesamiento de tareas negativas es precisamente la que nos
permite establecer conexiones entre ideas dispares, es la responsable de
nuestros momentos de genialidad y nos ayuda a resolver los problemas más
complicados a través de los momentos de insight. Cuando, de repente, descubres
la solución a un problema, ha sido la red neuronal por defecto en acción.
Por otra parte, existe otro
componente muy importante del sistema atencional, los filtros. Estos nos ayudan
a orientar nuestra atención, diciéndonos en qué debemos concentrarnos y qué
estímulos debemos obviar. Sin embargo, el flujo constante de información al que
estamos sometidos en la actualidad hace que el control ejecutivo siempre esté
activo, mientas que la parte del cerebro más creativa se mantiene apagada. Por
eso, de vez en cuando es necesario tomarse unas vacaciones de la rutina
cotidiana.
7 buenas razones
para tomarse unas vacaciones
1.
Catapulta la creatividad
Como podrás suponer,
mientras trabajamos estamos funcionando en “modo focalizado”, por lo que es
normal que después de cierto tiempo nuestro cerebro termine sobresaturado. De
hecho, se estima que en la actualidad, entre noticias, redes sociales, mensajes
de correo y televisión, consumimos el equivalente a 174 hojas de periódicos,
cinco veces más de lo que asimilábamos en 1986. Ante tanta información, es
normal que el cerebro se sobresature. Por tanto, unas vacaciones nos permiten
desconectarnos del mundo y dejar que una parte de nuestro cerebro divague,
precisamente la encargada de conectar ideas aparentemente inconexas y
facilitarnos los insights. Por eso, no es sorprendente que las investigaciones
apunten que las personas más creativas son precisamente aquellas en las que la
red neural por defecto se mantiene más activa.
2.
Nos ayuda a tomar mejores decisiones
El cerebro trabaja mejor
cuando no está sometido a una gran presión, cuando funciona en “modo relajado”.
De hecho, se ha demostrado que después de dar paseos relajantes en la
naturaleza o incluso luego de una pequeña siesta mejoran nuestros procesos
cognitivos, en especial la atención y la memoria. Un estudio realizado en la
Universidad de Ámsterdam incluso desveló que cuando debemos tomar una decisión
importante es mejor que nos tomemos nuestro tiempo y descansemos. Una vez que
hayamos asimilado todos los detalles necesarios, darle vueltas al asunto no
siempre nos conduce a tomar la mejor decisión, lo mejor es asumir una distancia
psicológica. De hecho, unas vacaciones permiten que nuestra red neuronal por
defecto se active e integre la información, ayudándonos a decidir mejor.
3.
Alivia el estrés
Las vacaciones son el mejor
antídoto contra el estrés, una respuesta que se desencadena cuando estamos
sometidos a demasiada presión y sentimos que nuestro entorno no es lo
suficientemente seguro. En ese momento nuestro organismo comienza a liberar
grandes cantidades de cortisol y epinefrina, hormonas que no solo nos preparan
para la lucha o la huida sino que, a largo plazo, provocan una respuesta
inflamatoria que termina afectando profundamente el cerebro y dando lugar a
enfermedades crónicas. Tomar unas vacaciones lejos del estrés del trabajo y la
rutina cotidiana nos ayuda a relajarnos, disminuye los niveles de ansiedad y le
da a nuestro cuerpo la oportunidad para reparar los daños causados y
regenerarse. De hecho, no podemos olvidar que el estrés mata las neuronas e
impide que se formen nuevas células nerviosas.
4.
Genera nuevas ideas
Cualquier descanso es
positivo para el cerebro, pero unas vacaciones fuera de casa, en contacto con
otras culturas, es como un auténtico masaje cerebral que promueve nuevas ideas.
Así lo demuestra un estudio realizado en la Singapore Management University, en
el cual también se puntualiza que el grado de creatividad es mayor mientras más
dispuestos estemos a profundizar en las nuevas costumbres que encontramos en
nuestro destino. Por tanto, no basta con viajar, es necesario explorar el lugar
y abrirse a nuevas formas de asumir la vida, con una actitud relajada y libre
de juicios. Solo así comprenderemos que no hay una manera “correcta” de hacer
las cosas, sino diferentes caminos.
4.
Nos hace más felices
El estrés crónico contribuye
a aumentar los niveles de depresión y ansiedad. De hecho, las personas que no
toman vacaciones con regularidad suelen reportar tres veces más depresión y
ansiedad que quienes logran desconectar cada cierto tiempo del trabajo. La
clave, como demostró un estudio realizado en la Universidad de Rotterdam,
radica en la felicidad. Según estos investigadores, bastan dos semanas de
vacaciones para relajarnos y sentirnos mucho más felices. Durante ese tiempo la
cantidad de endorfinas que nuestro cuerpo genera es suficiente para
contrarrestar el efecto nocivo de las hormonas del estrés.
7.
Incrementa la concentración
Aunque puede parecer
contradictorio, lo cierto es que las vacaciones nos ayudan a mantenernos
concentrados. De hecho, el estrés crónico afecta directamente la parte del
cerebro relacionada con la memoria y la consecución de los objetivos. Por eso,
las personas que trabajan ininterrumpidamente, sin tomar vacaciones, a menudo
se sienten bloqueadas y tienen dificultades para concentrarse. Al contrario, al
regresar de las vacaciones nos sentimos llenos de energía, nuestra capacidad de
reacción aumenta y somos capaces de mantenernos concentrados durante periodos
de tiempo más largos.
7.
Aumenta la productividad
Ser productivos no
significa, necesariamente, pasar mucho tiempo trabajando, sino aprovechar esas
horas al máximo. Por eso, las empresas más productivas, y también en las que
los trabajadores enferman menos, son aquellas en las que los empleados pueden
tomarse más días de vacaciones. De hecho, la mayoría de las personas reportan
sentirse más satisfechas con su trabajo cuando tienen la posibilidad de irse de
vacaciones con cierta regularidad. Esa sensación de satisfacción se revierte en
la productividad, creando también un mejor clima laboral.
Todo
no vale: Las 3 claves para que las vacaciones tengan un efecto positivo
1.
Explorar cosas nuevas. No se trata simplemente de relajarse en
casa sino de explorar el mundo y descubrir cosas nuevas. Cuando salimos de los
ambientes familiares logramos asumir nuevas perspectivas porque ponemos
distancia entre nosotros y los problemas, lo cual nos permite pensar con mayor
claridad, como si fuéramos un observador externo. Por eso, no es extraño que
muchas personas tengan auténticas epifanías cuando viajan. Por consiguiente, se
trata de que explores y te alejes de la rutina, abriéndote a nuevas
experiencias que amplíen tu zona de confort.
2.
Asumir una actitud mindful. Para aprovechar realmente las vacaciones,
es fundamental aprender a desconectarse de los problemas que dejamos atrás y
estar dispuestos a vivir plenamente el presente, adoptar una actitud mindful,
un concepto derivado del budismo que implica concentrarse en el aquí y ahora.
Si eres una de esas personas a las que les resulta difícil desconectarse del
trabajo y los problemas de casa, deberías elegir destinos saludables como los
que propone GoEuro, sitios donde prevalezca la naturaleza y el relax esté
garantizado gracias a balnearios y fuentes termales.
3.
No juzgar. Sumergirnos en una cultura diferente es muy beneficioso,
pero solo si lo hacemos sin juicios de valor, dispuestos a no criticar y a
absorber todo lo que sucede a nuestro alrededor. De hecho, se ha apreciado que
las personas que pasan más tiempo en el extranjero también son más creativas y
desarrollan un pensamiento más flexible. No obstante, en realidad no se trata
de la duración de las vacaciones sino del deseo de comprender la realidad local
y la disposición a asumir perspectivas diferentes a la nuestra. En ese caso,
puedes echarle un vistazo a los mejores países para viajar que propone Lonely
Planet, cuyas culturas y costumbres cuales pueden convertirse en una nueva
fuente de inspiración.
Este articulo fue realizado gracias a rinconpsicologia.com. Si deseas seguir leyendo artículos de tu interés sigue explorando el sitio.
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