¿Tienes
exámenes? Estas estrategias de memorización pueden ayudarte a aprobar con nota.
Durante la mayor parte de
nuestra vida, la mayoría de personas está continuamente aprendiendo cosas
nuevas.
Teniendo nueva información
podemos ser capaces de adaptarnos mejor al ambiente y a los cambios constantes
propios de la sociedad actual. Si bien este proceso de aprendizaje es
continuado a lo largo de todo el ciclo vital, es especialmente visible durante
procesos de formación, en que adquirimos la mayor parte de conocimientos
generales y actitudes que luego iremos aplicando, profundizando, contrastando y
modificando a lo largo de la vida.
En dicha formación es
frecuente tener que memorizar gran cantidad de información en periodos
relativamente cortos de tiempo. Por este motivo, en este artículo van a
proporcionar algunos trucos para recordar mejor al estudiar.
Estudiar,
una actividad extenuante
Existen muy diversos tipos
de aprendizaje, pero todos ellos se basan en la adquisición, sea de forma
voluntaria o involuntaria, de información a partir de una fuente (sea externa o
interna, experiencial, vicaria o incluso imaginaria) y su posterior retención.
Toda aquella persona que
haya tenido que estudiar en profundidad sabe que esta es una actividad que
puede ser extenuante. El aprendizaje y memorización de material especialmente
técnico o complicado puede suponer un verdadero quebradero de cabeza para
aquellos que deben aprenderlo. Si bien no siempre se requiere un gran esfuerzo
(sea por preferencias personales, vía por la que llega la información, actitud
o habilidad hay personas que retienen más fácilmente determinadas
informaciones), en general suele requerir la repetición de una serie de
conductas o informaciones hasta conseguir una habituación o dominio de la
temática tratada.
En cualquier caso, si
queremos mantener en la memoria los conocimientos adquiridos hemos de ser
capaces de dotarlos de un sentido para el aprendiz, de modo que este sea capaz
de generalizar y aplicarlos a otros contextos. Sin dotar de sentido un
aprendizaje este se va a volver mecánico, no siendo tan provechoso para la
adaptación al medio.
Sin embargo, muchas veces lo
aprendido es olvidado con gran velocidad, aplicándose unas pocas veces a lo
sumo y luego desapareciendo de nuestras vidas. ¿Por qué olvidamos este
material?
La
curva del olvido
La memoria y la pérdida de
información retenida en ella con el tiempo han sido objeto de estudio. Con el
paso del tiempo, las huellas de memoria se deterioran, provocando que la
información se vaya perdiendo. Esto puede ser debido, entre otras posibles
explicaciones, a que las nuevas informaciones que se van adquiriendo se van
superponiendo a las antiguas con lo que la información antigua sufre un deterioro
progresivo debido a la interferencia que el nuevo material produce.
Herman Ebbinghaus es famoso
por sus estudios relacionados con la memoria. A partir de sus investigaciones
esbozó lo que hoy en día se conoce como la curva del olvido,a la pérdida de
información retentiva en el tiempo. Según dicha gráfica, que describe el
proceso de olvido de la información en ausencia de un repaso consistente de
ésta, la cantidad de material retenido va ir disminuyendo exponencialmente.
Si el primer dia se retiene un
100% del material el segundo, si no se repasa, tal porcentaje se podría reducir
a la mitad, y tras varios días más la cantidad de material retenido es cercano
a cero. Sin embargo, es importante resaltar que el repaso de la información a
aprender permite recuperar la información memorizada con mayor celeridad que si
empezamos de cero. Cuanto más se acerquen en el tiempo el momento del
aprendizaje y el repaso de éste menos inversión de tiempo será necesaria para
recuperar el material almacenado.
Con el fin de retener la
información y ayudar a agilizar y mantener el proceso de retención se
recomienda emplear una serie de trucos y estrategias mnemotécnicas, como
algunas de las que se explican a continuación.
Algunas
técnicas mnemotécnicas útiles
A continuación vamos a
contemplar algunas técnicas mnemotécnicas útiles para retener la información y
facilitar el estudio y repaso.
1. Construcción de
una historia
Esta técnica mnemotécnica se
basa en elaborar una pequeña historia que vincule todos los elementos a memorizar.
Se puede utilizar para recordar fechas, nombres y elementos de un listado. La
historia en sí debería ser breve y significativa, ya que se trata de facilitar
la memorización de unos datos, y no de presentar un estímulo demasiado complejo
que suponga un aprendizaje extra.
2. Utilizar
acrónimos
De gran utilidad para
recordar fórmulas y listados, esta técnica mnemotécnica básicamente se basa en
utilizar las iniciales de las palabras para formar otra que permita el recuerdo
de todas. Se basa pues en utilizar pistas muy concretas para rememorar la
información.
3. Crear una ruta
imaginaria
Se trata de un truco
mnemotécnico conocido si bien puede ser complejo si las asociaciones no se
hacen bien. Su funcionamiento es simple, se trata de crear una ruta imaginaria
en la cual vinculemos los diferentes puntos de referencia a los nombres o elementos
que estudiar. Para que sea efectiva es necesario tener en cuenta que tenemos
que ser capaces de recordar la asociación (por ejemplo que sea el lugar donde
se compra, tengan un color parecido, etc.).
4. Uso de rimas,
palabras o frases semejantes
Emplear palabras que rimen
con las de aquellos elementos que queremos aprender puede permitir recordar
mejor un material concreto. Dividirla en fragmentos más pequeños y más fáciles
de memorizar también puede ser útil. Básicamente se trata de poder asociar la palabra,
número o conocimiento a aprender con otro elemento que nos sea más accesible.
5. Emplear el
sentido del humor y la imaginación
Los estados emocionales
positivos facilitan la memorización. Por este motivo intentar vincular humor y
estudio, siempre que se realice en su justa medida y con unos conocimientos
previos suficientes, puede ser de gran utilidad para recordar mejor lo
estudiado. El uso de pequeños juegos, así como adivinanzas, puede resultar
provechoso.
6. Utilizar tus
gustos y hobbies
Otra técnica mnemotécnica
que facilita la consolidación del material en nuestra memoria es salpicar el
proceso de estudio con cosas que te gusten. Por ejemplo, intenta vincular el
material a estudiar a tus series, películas o libros favoritos, o intenta
imaginar una relación con las cosas que te apasionen, tus hobbies.
7. Vincula lo nuevo
a lo viejo
Para poder aprender de
manera fácil y efectiva es necesario ser capaz de dotar de sentido a la
información que nos dan. La mejor forma de hacer esto es relacionar el material
a aprender o retener con conocimientos previos o experiencias vividas. Así, la
información nueva no debe crearse de cero, sino que se vuelve una
profundización de cosas que ya hemos visto o vivido con anterioridad,
necesitando menos esfuerzo para codificar el material y memorizarlo. Estamos
hablando del aprendizaje significativo.
Siguiendo esta misma lógica,
si lo que se quiere recordar mejor es un texto con ideas relativamente
complejas, repasar es indispensable y, aunque parezca mentira, muy eficaz.
Leer
una segunda o tercera vez un texto no solo sirve para ver otra vez aquello que
hay que recordar; también nos permite ver relaciones entre las ideas que
aparecen al principio y al final del texto. Esto nos permite entender mucho
mejor lo que estamos leyendo, y la comprensión es la clave a la hora de
recordar, porque significa integrar todos los datos en un sistema coherente de
información donde no hay “piezas sueltas”.
Estrategias para el
aprendizaje
Al margen de las técnicas
anteriormente mencionadas, resulta esencial aplicar algunas de las siguientes
estrategias para lograr el buen mantenimiento en la memoria del material a
recordar.
8. Repasa lo
aprendido
Quizás no parezca una
técnica mnemotécnica demasiado elaborada, pero teniendo en cuenta que a lo
largo del tiempo vamos perdiendo gran parte del material aprendido se trata de
una de las principales recomendaciones si se quiere recordar el material.
9. Haz resúmenes y
esquemas
El hecho de realizar
esquemas y resúmenes de un temario concreto ayuda a ejercitar la mente y obliga
a focalizar la atención con lo que es un buen truco o estrategia para recordar
mejor al estudiar. De este modo establecemos categorías con la información a
memorizar, habiendo de priorizar unos contenidos sobre otros, establecer
jerarquías y en general trabajar con la información a nivel cognitivo.
10. Utiliza
diferentes vías para procesar la información
A menudo pensamos en
estudiar como una actividad en que básicamente nos quedamos sentados leyendo un
contenido concreto hasta que se grabe en la memoria. Si bien se trata de un
método para aprender, también pueden utilizarse diferentes tipos de ayuda. La
visualización de videos, el uso de audios y ejercicios a través de los cuales
poner en práctica los conocimientos adquiridos son de gran ayuda.
11. Explica a otros
el material/ Estudia en grupo
De igual modo que en los dos
casos anteriores, el hecho de tener que exponer ante otros el material a
memorizar fuerza a trabajar con la información, de modo que su retención es
mayor. Además, el hecho de trabajar de manera colaborativa hace que la visión del
tema pueda enriquecerse con las perspectivas de otros y ayuda a adoptar otros
puntos de vista.
Asimismo también facilita
tomarse el estudio de una manera más relajada o seria, según el tipo de persona
que nos acompañe, pudiendo motivar al estudio o rebajar el nivel de tensión.
Sin embargo también se corre el riesgo de desviarse demasiado o de mantener
posturas demasiado opuestas al respecto de un tema específico, de modo que debe
valorarse el tiempo disponible y el tipo de vinculación con la otra persona.
Este articulo fue realizado gracias a psicologiaymente.net Si deseas seguir leyendo artículos de tu interés sigue explorando el sitio.
Referencias
bibliográficas:
González,
R. (2004). Estrategias y Técnicas de estudio. Editorial Pearson Prentice Hall,
Madrid, España.
Hernández,
F. (1990). Aprendiendo a aprender. Métodos y Técnicas de estudio para alumnos
de E.G.B.- B.U.P.- F.P. Murcia:Grupo Distribuidor Editorial.
Manzanero,
A.L. (2008): El olvido. En A.L. Manzanero, Psicología del Testimonio (pág.
83-90). Madrid: Ed. Pirámide.
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