Una lección que todos deberíamos aprender

Ron Jones fue un profesor de historia de la Escuela Preparatoria Ellwood Cubberley en California. Cuando su clase estudió la Segunda Guerra Mundial, uno de los estudiantes le preguntó cómo los alemanes ordinarios podían pretender no saber nada sobre los campos de concentración y el genocidio masivo en su país. Dado que la clase estaba más adelantada de lo que él pensaba, decidió realizar un experimento durante toda una semana sobre este tema.
IMAGEN: PEXELS
Lunes
El lunes, Jones les dio una lectura sobre el poder de la disciplina. Les dijo a los estudiantes que se sentaran en sus sitios de siempre, luego que se pusieran de pie y finalmente que se sentaran en una nueva posición. Luego, tenían que salir de aula varias veces y entrar al aula en silencio a tomar sus asientos. A los estudiantes les gustó el nuevo “juego”, y siguieron las instrucciones de su maestro con entusiasmo. Al final, Jones les pidió a sus alumnos que respondan una serie de preguntas, pero de forma clara y enérgica. Todos obedecieron, incluso aquellos que en otras clases parecían ser más callados.

Martes
El martes, cuando Jones entró al aula, encontró a sus estudiantes sentados en silencio y prestando mucha atención. Algunos de ellos sonrieron. Otros miraban hacia adelante con una expresión de concentración en sus rostros. Jones explicó a la clase sobre el poder de la comunidad. Les dijo a los estudiantes que entonen el nuevo lema: “Fuerza a través de la disciplina, fuerza a través de la comunidad.” Al final del canto, Jones les mostró un nuevo saludo que tenían que usar – su brazo derecho doblado hacia el hombro – y llamó a este saludo “el saludo de la tercera ola”. Los estudiantes se saludaron de esa forma durante los días siguientes.

Miércoles
El miércoles, 13 personas dejaron otras clases para participar en el experimento. Jones hizo tarjetas de presentación para todos los estudiantes y se las entregó. Marcó 3 de las tarjetas con aspas rojas y pidió que los alumnos que tuvieran esas tarjetas marcadas se acercaran a él. Les dijo que ellos eran los responsables de reportar si alguien no cumplía las reglas. Sin embargo, 20 alumnos hicieron esta tarea muy entusiasmados. Uno de ellos incluso quiso ser el guardaespaldas de Jones.
Tres de los mejores estudiantes les contaron a sus padres del experimento. Como resultado, Jones recibió una llamada del rabino de la ciudad, diciendo que estaba satisfecho con que los alumnos estuvieran estudiando el tipo de personalidad alemana. Jones estaba completamente decepcionado por falta de resistencia, incluso de los adultos. Al final del día más de 200 alumnos fueron admitidos en la clase de Jones.



Jueves
Para el jueves, la clase tenía 80 personas más. Jones explicó el significado del orgullo: “El orgullo es más que banderas y fuegos artificiales. El orgullo es mes algo que nadie puede quitarte. Ser orgulloso significa que tú eres el mejor… Ese sentimiento no puede ser destruido.” Luego de esto, le comentó a sus estudiantes que eran parte de un programa nacional de la juventud cuya meta era lograr cambios políticos en beneficio de la gente. “Todo lo que hemos hecho hasta ahora ha sido la preparación para lo real. Son parte de un grupo seleccionado de jóvenes que ayudarán a la causa. Si siguen viniendo y muestran lo que han ido aprendiendo en estas clases, podrán cambiar el destino de mucha gente”.
Luego mencionó que el viernes al mediodía un nuevo líder de su movimiento y un candidato a la presidencia anunciarían “La tercera ola” en televisión.

Viernes
El viernes, más de 300 estudiantes llegaron al aula. Jones invitó a algunos amigos para que hagan de periodistas. Él saludó y dijo que le quería mostrar a todos los periodistas lo disciplinados que eran sus alumnos. Todos saludaron inmediatamente en coro. A las 12 en punto Jones encendió la televisión y gritó: ¡Escucha cuidadosamente! ¡No hay líder! ¡No hay movimiento juvenil llamado “La Tercera Ola”! Has sido manipulado, has sido empujado por tu propia ambición, y por eso te encuentras aquí ahora. No eres mejor ni peor que los alemanes a los que estudiamos.

Pensabas que habías sido seleccionado y que eras mejor que los que están fuera de esta habitación. Has vendido tu libertad por conveniencia. Has decidido abandonar tus propias creencias y aceptar la voluntad de un grupo y una gran mentira.

Cuando Jones terminó su discurso, todos sus estudiantes estaban muy conmovidos y a punto de llorar.

Nunca dejes tus creencias a un lado, no dejes que la ambición te gane.



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