“¿Puedo ver a mi bebé?” – preguntó la feliz madre.
Cuando el bebé fue acurrucado en sus brazos, ella se movió
para mirar su pequeño rostro y jadeó. El doctor se volvió rápidamente y miró
hacia la ventana del hospital. El bebé había nacido sin oídos.
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IMAGEN: PEXELS |
El niño creció, guapo para
su desgracia. El favorito de sus compañeros de estudios, podría haber sido
presidente de la clase, pero no lo fue. Él desarrolló un don, un talento para
la literatura y la música. “Pero podrías mezclarte con otros jóvenes” -su madre
lo reprendió, pero sintió bondad en su corazón. El padre del niño tuvo una
sesión con el médico de familia. ¿No se pudo hacer nada? "Creo que podría
injertar un par de orejas externas, si se pueden ser adquiridas”- decidió el
doctor.
Entonces se inició con la
búsqueda de una persona que haría tal sacrificio por un joven. Pasaron dos
años. Luego, "Vas a ir al hospital, hijo. Tú mamá y yo tenemos a alguien
que va a donar las orejas que necesitas. Pero es un secreto.” -dijo el padre.
La operación fue un éxito, y una nueva persona surgió. Sus talentos lo
convirtieron en un genio, y la escuela y la universidad se convirtieron en una
serie de triunfos.
Tiempo después, su madre falleció por una enfermedad. Él sufrió mucho pero se supo sobreponer. Se casó
y entró en el servicio diplomático. "¡Pero debo saberlo!" Él insistió a
su padre, "¿Quién dio tanto por mí? Nunca podría hacer lo suficiente por
él” - “No creo que puedas -dijo el padre-, pero el acuerdo era que no debías
saberlo ... todavía no”.
Los años guardaron su
profundo secreto, pero llegó el día ... uno de los días más oscuros que un hijo
debe soportar. Se paró con su padre sobre el ataúd de su madre. Lentamente,
tiernamente, el padre extendió una mano y levantó el grueso cabello castaño
rojizo para revelar que la madre no tenía orejas. –“Mamá dijo que
estaba contenta de que nunca se cortara el pelo”-susurró suavemente-, “y nadie
pensó que mamá fuera menos hermosa, ¿verdad?”.
La verdadera belleza no
radica en la apariencia física, sino en el corazón. El verdadero tesoro no
radica en lo que se puede ver, sino en lo que no se puede ver. El verdadero
amor no está en lo que se hace y se sabe, sino en lo que se hace, pero no se
sabe.
Escrito por Kevin Guanilo de Hoy Aprendí.
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