Para
favorecer nuestro bienestar mental es muy importante que no nos dejemos influir
por posibles actitudes derrotistas que nos impidan crecer y sentirnos bien.
Procuraremos rodearnos de gente sana.
Estamos seguros de que en tu
día a día te relacionas con muchos tipos de personas. Nuestras relaciones
sociales son parte de nuestra identidad, y establecemos con ellas un
intercambio cotidiano de afectos, intereses, pensamientos y emociones.
Hay personalidades tan
íntegras y positivas que decimos de ellas que “ofrecen luz”. No se trata de
nada espiritual o sobrenatural, son personas tan auténticas a la vez que
sencillas que siempre tienen una solución ante cada problema, una esperanza
ante cada dificultad.
No obstante, si te detienes
un momento a pensar en este tipo de personalidades, te darás cuenta de que hay
muy pocas personas capaces de dar luz. Apenas necesitamos los dedos de una mano
para contarlas, pero no importa: es a ellas a las que debes cuidar y tener cada
día en tu corazón.
Hoy en nuestro espacio te
invitamos reflexionar sobre el valor de dar lo mejor de nosotros mismos a los
demás. De la importancia de protegernos de esos perfiles acostumbrados a vetar
de distintos modos nuestro crecimiento personal.
La luz interior de
las relaciones positivas
Las relaciones positivas son
las más enriquecedoras a nivel personal y afectivo. Tampoco te sorprenderá si
te decimos que son un pilar para nuestra salud.
Las
amistades, así como las relaciones de pareja, deberíamos cuidarlas cada día como
el bien más preciado. Si son saludables y nos ayudan cada día a tener una vida
plena y auténtica, no hay nada mejor. Son reserva cognitiva, fortaleza para
nuestra autoestima y empuje para nuestro motor interno.
Ahora bien, todos tenemos
claro quién nos aporta “esta luz” emocional, moral y afectiva en nuestra vida,
pero hay unos rasgos básicos que siempre deberíamos poder reconocer:
Las
relaciones positivas son aquellas capaces de entendernos, de
establecer una cercanía afectiva y sincera con nosotros.
No nos sentimos juzgados.
Aceptamos y atendemos sus opiniones porque las valoramos. No nos sancionan ni
actúan con falsedad.
Establecemos con estas
personas un intercambio de experiencias, de opiniones, de informaciones a
través de un cordial equilibrio. Nadie se prioriza por encima del otro
“estableciendo sus problemas como prioritarios”. Hay un interés mutuo y
compartido.
Se respetan tiempos y
espacios. No hay ninguna obligación de estar en contacto a cada instante, de
tener que informar de cada cosa que hacemos. Hay confianza, respeto y
cordialidad.
Es habitual establecer una
sutil complicidad con estas personas “que nos dan luz”. Sabemos que nos
entienden y que sobran las palabras. Nos sentimos arropados y todo problema
queda en otro plano gracias a su entereza, su optimismo, su comprensión.
Protégete de quien
solo ve la oscuridad en los días nublados
Seguro que tú también tienes
esas amistades que ante cualquier problema, lejos de ver una solución, nos hunden
más aún en el sufrimiento.
Hay personalidades que son
incapaces de ver la luz al final del túnel, de confiar en que la mañana vencerá
a la noche y que toda dificultad requiere de una fortaleza interior y de unos
ánimos que mantener.
Este tipo de personas
siempre han existido y siempre existirán. No obstante, lejos de separarnos de
ellas y de romper todo vínculo, se trata solamente de saber manejarlas y
gestionar de forma adecuada esa negatividad que suelen desprender.
Te indicamos cómo
conseguirlo.
No dejes que otras
personas te atrapen con sus dramas y tormentas
Todos tenemos demonios
propios y dificultades que superar. ¿Por qué debemos además añadir los de otros
a nuestro día a día?
No se trata de ser egoístas.
Se trata de establecer prioridades, ahí donde debe quedar siempre en primer
lugar nuestro equilibrio interno, nuestra autoestima y nuestra salud.
Hay personas que nos
envuelven con sus dramas personales, presionándonos o haciéndonos responsables
de los mismos para que les demos una solución. Jamás asumas esta
responsabilidad.
Ayuda, atiende, escucha,
pero no busques salvar vidas ajenas sin antes cuidar de la tuya propia.
Que no te contagien
“su oscuridad”, su negativismo
Para evitar que una persona
negativa te trasmita sus argumentos derrotistas busca tu luz interior, tu arma
de defensa: tu autoestima.
La gente negativa carece de
estrategias personales para afrontar los problemas y, a su vez, intenta que los
demás tampoco lo consigan. De ese modo se sienten seguros al ver que nadie
accede a esa felicidad o bienestar interior del que él o ella carece.
La negatividad es un virus
contagioso. Y lo más peligroso es que dichas palabras negativas vengan de
alguien que nos es significativo: nuestra pareja, un familiar…
Ten en cuenta que, cuanto
más cercana sea la persona que nos trasmite su “oscuridad”, más vulnerables no
sentiremos. De ahí, la necesidad de relacionarnos o de estar cerca de
personalidades fuertes, seguras, positivas que aportan estrategias a nuestra
vida y que no vetan libertades o crecimiento personal.
Para encontrar la luz y la
felicidad en nuestro camino del día a día, rodéate de personas que te aporten,
que no te resten. Personas íntegras, sencillas y valientes que te hagan ser
mejor.
Fuente: el post completo y original lo puedes consultar en mejorconsalud
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