Estar orgullosos de lo que
somos y sentimos nos hace brillar con luz propia, pero hay que cuidarse de
aquellos que quieren apagarla. Vamos a ver cómo conseguirlo.
Tener luz propia es
disfrutar de una buena autoestima y
enorgullecernos de lo que somos. Aspirar con fuerza la realidad que nos
envuelve y, además, saber dar felicidad a los demás.
Al fin y al cabo, la vida no
es tan complicada, si dejamos de “apegarnos” a los materialismos, a los
egoísmos y evitamos a su vez depender en exceso de otras personas, seremos más
libres y auténticos para vivir en plenitud.
Ahora bien… ¿Qué entendemos
por estar en “la oscuridad”? Hay quien se pasa media vida encerrado en esa
dimensión donde las envidias, los rencores y resentimientos hacia los demás nos
demuestran que no saben ser felices.
Y debemos ir con cuidado
porque, en ocasiones, las personas oscuras pueden ir apagando luces.
Reflexionemos hoy sobre ello.
La importancia de tener luz
propia
Nadie debe darte su luz, las
personas tenemos que aprender a cultivar nuestras propias luces, resolviendo
esas posibles oscuridades que la vida nos trae de vez en cuando.
Para llegar a tener luz
propia es necesario haber asumido e integrado todos estos aspectos:
#Aprender que somos personas
únicas y auténticas. Todo lo que eres y lo que has conseguido te identifica y
debe enorgullecerte.
#Los errores o fracasos del
ayer no son oscuridades que esconder o de las que avergonzarnos. Son experiencias
vividas que dan riqueza a nuestro ciclo vital. Son hechos de los que hemos
aprendido y que hemos asumido.
#Tener luz significa también
saber cultivar la reciprocidad. Nos conocemos a nosotros mismos y somos
empáticos con los demás, entendemos sus pesares y nos alegramos de sus
alegrías. Y nunca dudamos a la hora de ayudar, de atender a quienes nos
necesitan porque ello forma parte de nuestra identidad y nos enriquece.
Asumir todos estos aspectos
requiere, sin duda, tiempo y mucho equilibrio interior. En ocasiones, la vida
no nos trata muy bien. El pasado de unas relaciones familiares traumáticas,
parejas afectivas dañinas o tener que pasar por alguna enfermedad crean muchas
oscuridades en nuestro corazón.
Pero, lo creamos o no, nadie
nace con luz propia. La luz, la suerte y la felicidad se construyen cada día
siendo conscientes de que merecemos ilusionarnos de nuevo y que merecemos
volver a sonreír y levantarnos fortalecidos de la adversidad.
Protegernos de las personas
que van apagando luces
Hay quien va apagando luces
a través de su negativismo, de su habilidad para hacernos creer que no somos
capaces o merecedores de ciertas cosas.
Si no tenemos una buena
autoestima acabaremos sufriendo frente a este tipo de ataques, en especial si
vienen de parte de personas que nos son significativas.
Toma nota de lo que debemos
hacer para confrontar estos comportamientos y seguir conservando la luz propia.
Ignorar
Es muy posible que esas
personas con oscuridad sean familiares, e incluso algún compañero de trabajo.
En lugar de enfadarnos o enfrentarnos a ellos, lo mejor es ignorar.
Entiende que tras estos comportamientos
se encierra a veces un bajo autoconcepto, por ello, hemos de comprender sus
limitaciones y saber que no son como nosotros.
Acéptalos a ellos por cómo
son, acéptate tú e ignora.
Rodéate de gente que también
tiene luz propia
Fortalece tus relaciones con
amigos, parientes y parejas que tienen tus mismos valores y que te enriquecen.
La vida es saber aceptar que no todos somos iguales, así que lo importante es
no hacernos daño los unos a los otros.
Las personas que te importan
son las que te hacen feliz, de las que aprendes… Ellas serán tu vitamina frente
a los que buscan apagar luces ajenas.
Aléjate del drama
¿Conoces a muchas personas
que son adictas al drama? Son ese tipo de personalidades que crean sus propias
tormentas y lloran cuando llueve.
Gustan de llevar a cabo el
victimismo, la manipulación y engrandecer cualquier pequeño detalle para
llevarlo a su terreno e iniciar un sinfín de dramas. Es algo peligroso de lo
que es mejor alejarse.
Cultiva el sentido del humor
La vida es felicidad y la
felicidad es, ante todo, alegría. No hay arma más poderosa que el sentido del
humor: alegra corazones y desmonta a aquellas personas que traen la oscuridad.
Suele decirse que solo las
personas inteligentes son capaces de disfrutar de un buen sentido del humor.
Así que aplícalo en tu día a día y relativiza tensiones, ilumina tu vida con la
risa y vence a quienes desean apagar tu luz.
En conclusión, hemos de
aceptar que en esta vida vamos a conocer y vamos a tener que rodearnos de
personas muy complejas. No podemos cambiarlas ni obligarlas a ver el mundo
desde el mismo punto de vista que nosotros.
Hemos de respetar, aceptar y
cuidar de nosotros mismos para evitar que nos afecten. Mientras contemos con
esas personas especiales y auténticas de nuestro círculo personal más cercano,
nadie apagará esa luz propia.
Fuente: el post completo y original lo puedes consultar en mejorconsalud
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