¿Por qué la disciplina es más importante que la motivación?

Si quieres lograr algo, hay dos formas básicas de conseguirlo.

-La primera opción, la más popular y totalmente equivocada, es tratar de motivarte.
-La segunda opción, algo impopular pero muy correcta, es cultivas la disciplina.
IMAGEN: PEXELS
¿Cuál es la diferencia?
La motivación, en términos generales, opera sobre la suposición errónea de que un estado mental o emocional particular es necesario para completar una tarea.

Eso es completamente incorrecto.

La disciplina, por el contrario, separa el funcionamiento externo de los estados de ánimo y los sentimientos y, por tanto, ironiza eludir el problema mejorando estos sentimientos constantemente.

Perseguir la motivación es insistir en la fantasía infantil de que sólo deberíamos estar haciendo cosas que nos apetece hacer. El problema se enmarca en la siguiente pregunta: ¿Cómo me motivo para hacer esto que es una obligación y no algo que realmente quiero hacer?

La pregunta correcta sería: ¿Cómo puedo hacer que mis sentimientos sean inconsecuentes y pueda hacer todo lo que debo hacer sin quejarme y de forma eficiente? El punto es cortar el vínculo entre sentimientos y acciones, y hacerlo de todos modos.



Además de esto, hay problemas psicológicos con la confianza en la motivación.

Tratar de despertar el entusiasmo por actividades que muchas veces nos aburren totalmente es una forma de automutilación psicológica deliberada, una locura voluntaria. “Me encanta rellenar estos documentos, no puedo esperar para completar esta ecuación, ¡amo mi trabajo!”.

No creo que esas frases fingidas sean el mejor motor para realizar nuestras actividades. Al problema de que nos parecen aburridas diferentes tareas, se le está sumando si tenemos motivación o si nos falta motivarnos más. La respuesta es la disciplina, no la motivación.
La disciplina es como un motor que, una vez iniciado, realmente suministra energía al sistema.

La productividad no tiene estados mentales requeridos. Para lograr resultados consistentes a largo plazo, la motivación supera por donde se vea a la motivación. En resumen, la motivación es trata de sentir como haces las cosas. La disciplina es hacer las cosas, incluso si no te apetece.

¿Cómo cultivar la disciplina?
Construyendo hábitos – comenzando desde los hábitos más pequeños que puedas manejar e ir ampliándolos progresivamente generando cambios más grandes en tu rutina.
La motivación es una actitud contraproducente frente a la productividad. Lo que cuenta es la disciplina.


Comentarios

  1. Humildemente comento que son complementarias, en proporción de disciplina 80/20%. Sin duda para iniciar un habito es importante un alto grado de motivación y fincar esta disciplina. El inicio diario aunque automatico siempre el pensamiento motivado te empuja a un segundo esfuerzo que no solventara si no estas preparado física y mentalmente.

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