Las relaciones de almas
gemelas son más gratificantes que cualquier otra relación porque los dos seres
están sintonizados en una misma frecuencia. Eso conlleva a tener ideas
similares, creencias y filosofía de vida que se inclinan hacia el mismo lado de
la balanza. Pero no basta con tener muchas similitudes, también hay que estar
sostenidos en una misma resonancia que se descubre de manera sensorial e
intuitiva. Aquí compartimos más sobre el tema.
Hace un tiempo Goy Paz
ofreció una conferencia sobre almas gemelas y flamas divinas. Logró armar una
presentación que reflejaba lo que había comprendido sobre estos temas y realizó
unas divisiones específicas para diferenciar entre relaciones kármicas, almas
afines, almas gemelas y flamas divinas.
Más allá de lo que
investigó, resultó interesante tener claros los conceptos que quería presentar
aunque no había experimentado, de forma directa, una relación de almas gemelas.
Su experiencia se había concentrado, totalmente, en las flamas divinas. Si bien
uno puede adaptar las experiencias que tiene a los conceptos o vice versa,
siempre existe un toque mágico en el movimiento de la energía alrededor de los
temas que trascienden el raciocinio. La observación dirigida la llevó a agrupar
estas relaciones en 4 categorías:
1)
Relaciones Kármicas: estas son las más abundantes en nuestras
vidas y son consecuencia de cosas pendientes que arrastramos de vidas
anteriores. Entiendo que habrá escepticismo, en algunas personas, sobre si
existen otras vidas o no y es entendible. Para quienes no han tenido alguna
experiencia que, por lo menos, les genere alguna duda, la reencarnación no
existe. Para quienes hemos tenido innumerables experiencias que nos confirman
el retorno de la energía (alma) a la vida física, tenemos la posibilidad de
comprender mejor la presencia de la mayor parte de relaciones importantes en
nuestras vidas. Sí, las buenas y las no tan buenas relaciones, que nos marcan,
tienen una historia a la largo de las existencias corporales.
Y digo “corporales” porque
si nos reencontramos en la vida física es por motivos que escapan nuestra
atención consciente, sin embargo, los impulsos del Yo Superior o Alma nos
provocan las circunstancias para continuar con la oportunidad de recrear la
historia que se generó en esta dimensión. Entonces, debido a la naturaleza
humana, llena de vicios, ego y demás tendencias en las que caemos con relativa
facilidad, generamos muchas “cosas” pendientes en las relaciones y esto se
arrastra a las siguientes vidas. Podemos reconocer las relaciones kármicas
porque no son, exactamente, las más fáciles y fluidas. Se puede tratar de
nuestro padre o madre, hermanos o parientes, parejas o relaciones cercanas con
los que enfrentamos las dificultades que quedaron pendientes de resolución. La
mayoría no recordaremos qué sucedió antes, pero como cargamos la información en
nuestro código genético, recrearemos las circunstancias que nos llevaron a
tener algo pendiente en nuestra conciencia. Una vez recreada la situación,
tendremos la oportunidad de resolverlo o seguir en el círculo vicioso. Si
visualizamos estas relaciones reflejadas en los niveles de una pirámide, se
encontrarían en la base de la misma que implica un mayor número de relaciones.
Conforme subimos en la pirámide nos encontraremos con menor número de
relaciones de cada calibre. El propósito más importante de estos encuentros es
trabajar en el perdón al otro y a uno mismo.
2)
Almas Afines: las almas afines son las siguientes en la
escala piramidal. Podemos encontrar un buen número de almas afines con las que
compartimos un propósito, un sueño, una visión, una misión específica. Estas
almas se juntan para co-crear y ese es su mayor propósito. Pueden ser amigos,
compañeros laborales, familiares. Uno se siente a gusto compartiendo algo
específico con estas almas.
3)
Almas Gemelas: en la escala piramidal llegamos a un punto
elevado lo que significa que el número de almas gemelas en nuestras vidas son
pocas. Empecemos por comprender el término. Cuando nos referimos al nacimiento
de gemelos, entendemos que son idénticos físicamente. En el caso de almas
gemelas, por ende, nos estaríamos refiriendo a dos almas que están vibrando en
la misma frecuencia. Están totalmente en sintonía. Esto es “poco usual”.
Podemos encontrarnos con personas que están en el mismo sendero espiritual, que
tienen un interés por el despertar interior, tener creencias similares, pero es
otra cosa estar en la misma frecuencia vibratoria que otro ser. alma1Para
reconocer esto necesitamos estar muy en sintonía con nuestra propia frecuencia.
Esto se determina por las tendencias naturales de cada persona y su cualidad
particular de resonancia. Se puede identificar al alma gemela tanto por la
similitud en las tendencias naturales pero, más aún, por la resonancia
energética que se reconoce, intuitivamente, al descubrir la manera en que cada
persona sostiene, en su conciencia, esas tendencias naturales. Por esta
resonancia existente, estas relaciones son relativamente fluidas y armoniosas.
Por ende, su mayor propósito es el mutuo apoyo para el despertar y
manifestación de esas tendencias naturales. Las almas se reconocen por
resonancia no por apariencia y esto no sólo se aplica a las almas gemelas sino
a todas las categorías que menciono aquí. Además, la división de estas
categorías sirve, sobre todo, para satisfacer la comprensión de la mente
racional. Entonces, se podría crear diversas categorías más pero, en este caso,
prefiero limitarme a las que menciono en el artículo.
4)
Flamas divinas: aquí ya llegamos al tope de la pirámide lo
que quiere decir que flama divina se refiere solo a la única unión de dos seres
que nacieron a la dualidad de la misma fuente. Si bien todos nacemos de la
misma fuente, al manifestarnos en la dualidad venimos en pares de polos
opuestos (positivo y negativo, yin y yang). Existe un par que almacalza, en las
dimensiones espirituales, nuestra polaridad exacta. Estas relaciones se juntan
en épocas de grandes cambios para promover la transformación. Su mayor
propósito es descubrir y manifestar el amor incondicional. No existe mayor
propósito pues este amor es la fuerza de la creación misma. Ahora, estas
relaciones serán muy complicadas mientras las dos personas no estén en un mismo
nivel de despertar espiritual porque su unión y su propósito es espiritual. La
mayor parte de la gente confunde las relaciones porque las ven desde la
perspectiva humana con las necesidades naturales de la experiencia humana. Todo
tipo de relaciones ofrecen una enseñanza. No aparecen en nuestras vidas por
casualidad. Todos funcionamos como magnetos que atraemos, a nuestra vida,
personas y experiencias que responden al tipo de vibración y energía de nuestro
magneto personal. Lo mágico es la manera en que suceden los encuentros.
Recuerdo, claramente, que
ante mi frustración con la humanidad miré un día al cielo y pedí, al Universo,
que me ET_Moonmande un E.T. Poco tiempo después apareció uno en mi vida para
trastornarla por completo. No imaginé las consecuencias de lo que pedí ni las
lecciones que me traería.
No era un extraterrestre
pero sí alguien que personificaba sus siglas. La manera en que llegó a mi vida
fue totalmente insólita pues él vive en otro continente, así que no importa en
qué lugar del Planeta se encuentren los seres, el rato que es el momento,
simplemente sucede. Hace poco tuve otra de esas experiencias inusuales.
Justamente mientras presentaba la conferencia, se me cruzó por la cabeza, de
manera muy vívida, un deseo de experimentar el encuentro con un alma gemela
para entender de manera vivencial de qué se trata. Al ser un deseo tan efímero
y sin ninguna expectativa, lo olvide por completo. Dos semanas después se
dieron unas circunstancias que me permitieron compartir momentos con una
persona que estaba de paso. La manera que él llegó a mi espacio y vida también
fue canalizada de una forma extraordinaria. Y es que todos somos servidores
inconscientes de la intricada red del Universo y, a veces, hacemos cosas que
nos parecen naturales pero que detrás hay mano divina. Entonces, si bien ya
había visto por un mes a este nuevo “personaje” y lo sentí familiar, realmente,
no fue sino hasta después de la conferencia que hubo un acercamiento. Para
sorpresa de los dos, coincidíamos en las mismas tendencias filosóficas, experiencias
muy similares, inclusive en personalidad había mucha resonancia.
Parecía que, en las cosas de
mayor importancia, estábamos en total sintonía. Pero había algo más, no es solo
la similitud en tendencias o creencias, también había algo a nivel vibratorio
que nos magnetizaba. A eso es difícil ponerle palabras univresopues es algo
totalmente sensorial. Mi mente racional quería dudar de la experiencia… ¿será
posible? Luego de nuestro primer encuentro recordé ese deseo y me quedé
perpleja, pero, ¿hay alguna relación entre ese deseo y esta experiencia? Es
demasiado el sincronismo para dudarlo y que fácil es desacreditar lo que el
raciocinio no comprende.
Los siguientes días pudimos
compartir un poco más y era sorprendente. Ya sea yo decía algo que resonaba con
él, o él decía algo que me sorprendía a mí y no sobre cosas banales sino temas
que, de alguna u otra forma, son importantes para los dos. Nos sentíamos muy
cómodos cuando estábamos juntos, nos reconocimos aunque no sepamos la historia
de esa familiaridad. La alegría de encontrarse con alguien así para mí fue
desbordante. A pesar de las muchas diferencias que deben existir, sentir la
familiaridad, el horizonte de nuestros caminos, el encuentro, y la increíble
resonancia, fue como respirar aire puro, un bálsamo para mi alma porque es como
un aliento que impulsa y que me ha hecho sentir acompañada y comprendida. Cada
quien asimila y vive la experiencia a su manera. En mi caso había una
asociación con ese deseo y, sintiendo la sorpresa que me dio el Universo, era
inevitable que lo mire como un alma gemela. Es la respuesta a mi inquietud y,
en la medida en que no deje que intervenga la duda, podré tener clara la
experiencia que hace que dos almas sean gemelas. Las cosas mágicas que vienen
del sistema nervioso del Universo son siempre sorprendentes. Solo hay que estar
abiertos, dispuestos a percibir lo sutil y aceptar los regalos que nos son
ofrecidos. Ahora él se va y yo me quedo con la alegría del alma y la tristeza
de mi humanidad.
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