A este monstruo se le ha llamado de muchas formas: “el
síndrome del impostor”, “el cerebro de lagarto”, “el fraude interno”. Es esa
voz dentro de tu cabeza que evalúa todo lo que haces.
No eres lo suficientemente bueno… Solo tienes mucha suerte…
Hay gente mucho mejor y más calificado que tú…
IMAGEN: PEXELS |
Hay una serie de razones por las que esta voz negativa
existe:
Mantener la zona de confort: El pensamiento autocrítico nos
aleja de las tareas desconocidas o peligrosas (a pesar de saber que la única
forma de crecer es saliendo de tu zona de confort y arriesgando). Es un
mecanismo de seguridad con buenas intenciones, pero sus efectos no son
productivos.
Comportamiento heredado: Los que crecieron con padres muy
críticos, sin saberlo, captaron e internalizaron los comentarios negativos que
recibieron.
Un mecanismo de defensa afectado: En las personas altamente
sensibles y personas que siempre quieren agradarle a todo el mundo, el miedo a
escuchar la crítica de los demás es aliviada criticándose a ellos mismos.
Estas son 3 formas efectivas para dominar al monstruo de tu
cabeza:
Replantea tu competencia:
El síndrome del impostor se alimenta del juego de las
comparaciones. Independientemente de en qué puedas estar involucrado, siempre
vas a encontrar a alguien más experto. Si no tienes cuidado, este juego te
perseguirá y sofocará en todo lo que haces.
En lugar de verte a ti mismo perdiendo en una comparación,
adopta un enfoque de progreso y posibilidades.
Sé honesto con tus habilidades
El no poder llegar a un alto nivel en lo que sea que hagas
solo reafirmará tu voz interior y escucharás todo el tiempo: “lo ves, no eres
lo suficientemente bueno”. Sin embargo, ni tus esfuerzos ni la meta son el
problema, sino la falta de correspondencia entre los dos.
Siempre se recomienda tener altas aspiraciones y estándares
de excelencia, pero necesitas ser honesto contigo mismo y saber el nivel de
habilidades que posees actualmente y si estas habilidades se relacionan con la
meta que deseas alcanzar. De lo contrario, continuarás escuchando esas voces en
tu cabeza que recalcarán tu fracaso.
Aduéñate de tus logros
En nuestros esfuerzos por ser humildes, a menudo ignoramos
nuestros logros, y sin darnos cuenta estamos alimentando al síndrome del impostor
con un patrón de comportamiento de desacreditación de nuestras metas cumplidas.
No estamos hablando de alardear sobre tus logros y creerte
alguien superior, sino de reconocer lo que has hecho y sentirte feliz y
orgulloso de eso. El síndrome del impostor se alimenta de la baja autoestima, no
permitas que te ataque.
excelente artículo, gracias por compartirlo
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