Amar es el aprendizaje de nuestra vida

Casi todos nos comportamos como si amar no se aprendiera, como si el amor fuera eso que está dormido en cada ser humano y que, sencillamente, espera despertar cuando las circunstancias de nuestra vida sean propicias para su florecimiento.
De modo que cada persona vive el amor a su modo limitado, y no parece relacionar la soledad y la confusión resultantes con su falta de conocimientos sobre el amor. Parece que no nos damos cuenta de que no se puede vivir aquello a lo que uno no se dedica. Para dedicarse al amor hay que estar siempre creciendo en amor, y amar.

“Se aprende a amar no cuando encontramos a la persona perfecta, sino cuando podemos ver de manera perfecta a una persona imperfecta”
-Sam Keen-

 Vivir la vida como un enamorado

Todos los días las noticias advierten de la crisis política y económica, de nuevos casos de violencia de género, de acoso y maltrato entre adolescentes, de escándalos sociales…  Si a pesar de eso, te levantas, desayunas, te vistes y con una determinación renovada sales a la calle protegido con la armadura del optimismo, mirando con ojos de niño, apreciando las emociones y disfrutando de la vida y de las personas, puedes estar agradecido. Porque puedes amar. Vivir la vida como un enamorado, es la mejor opción.

Elegir ser un enamorado no echa de nuestras vidas al sentido común, ni siquiera que hay que dejar el cerebro en la puerta. El amor es una opción desde la cual se puede ver la vida perfecta, excitante, plena y maravillosa. Y a amar también se puede aprender y desde el amor, verlo todo diferente.


El amor desde la psicología

El amor es una emoción, es el afecto o el cariño que sentimos por algo o por alguien. Pero el amor puede tener varias caras. Y puede ser agente modificador del comportamiento, de acción y de cambio, para quien lo siente y lo cuida.

Según la psicología y la Teoría Triangular del Amor de Robert Sternberg, el amor tiene tres componentes fundamentales: la intimidad, la pasión y el compromiso.

La intimidad entendida dentro de una relación, como el grupo de sentimientos que promueven el acercamiento, el vínculo, la conexión… compartir ratos agradables, contarse confidencias, hacer regalos…. Estaría relacionada con la amistad dentro de la pareja.

La pasión, sería un estado intenso de deseo o de unión con la otra persona, como expresión de necesidades sexuales o románticas acompañada de excitación psicológica.
El compromiso, como decisión de amar a la otra persona y firmeza por mantener ese amor. Implica mantener la relación en buenos y malos momentos.

Tipos de amor interpersonal según Sternberg

En función de esas 3 componentes y sus combinaciones surgen según este autor 7 tipos de amor:
Amar la vida

Se puede sentir amor hacia amigos, familiares, pareja… y, cómo no, hacia la vida.

Erich Fromm, psicoanalista, psicólogo social y filósofo, trató el tema del amor en una de sus obras El arte de amar, y en ella documenta la relación entre doctrina y vida, argumentando que esta última consiste en volver a nacer continuamente, y reflexionando sobre eso de amar la vida.

La tragedia, según refiere, es que la mayoría de nosotros morimos antes de haber comenzado a vivir. La labor de Fromm consiste en filosofar a partir de lo concreto, aceptando las limitaciones del pensamiento abstracto y renunciando a cualquier tipo de actitud mesiánica. Basada en los mecanismos de la tradición oral judía, esta obra, llena agudas y profundas reflexiones. Nos revela el talento particular del autor para exponer cuestiones que parecían confusas y sorprendernos con sus intuiciones y explicaciones siempre estimulantes.

¿Quién nos enseña a amar?

Todos nacemos con capacidad de amar y la necesidad de ser amados, pero no todos tenemos la habilidad de amar. Se necesita evocarlo, estudiarlo, enseñarlo y practicarlo. ¿Cómo aprendemos a amar? La forma en que cada uno aprende lo que es el amor está determinada por la cultura en la que se eduque, la familia a la que pertenezca, de quién se rodee, las experiencias que haya tenido…

Entonces ¿quién nos enseña a amar? La sociedad, nuestras experiencias, nuestros padres… Ellos son nuestros primeros maestros, nuestros padres, aunque no siempre son los mejores. Los hijos crecen creyendo que sus padres son perfectos, luego se desilusionan y se enfadan cuando comprueban que son seres humanos y no cometen errores.

La mayoría de nosotros nunca aprendemos a amar, aunque el potencial de amor ilimitado existe en cada persona, ansioso por ser reconocido, deseoso de ser desarrollado, anhelante de crecer. Nunca es demasiado tarde para aprender algo para lo cual se está capacitado potencialmente.
La persona amante se deshace de etiquetas. No hay palabra suficientemente significativa para comenzar a describir ni al más simple de los hombres. Existen demasiadas cosas bellas en cada ser humano para que sea etiquetado con un apodo y arrinconado sin consideración.

Curso sobre el amor

Leo Buscaglia fue profesor de educación especial en la Universidad del Sur de California y escritor de varios libros. Creó una cátedra universitaria realmente única: un curso sobre el amor en la Universidad del Sur de California. Decía que el amor se aprende y debe ser ejercitado.

Parece ideal, un curso sobre el amor, pero aún más, se hace necesario. Buscaglia ha insistido siempre que el amor es una verdadera elección vital, cuya otra alternativa es la frustración, la soledad y el temor. En sus libros enseña a pensar, sentir y actuar para crecer en el amor y experimentar a fondo todo lo que la vida pueda ofrecer. Más que un estilo de amar, propone un estilo de vivir.

Aprender a amar

Si nos paramos a ver cómo nos sentimos, puede ser que necesitemos revisar nuestras habilidades para amar. Nunca es tarde para aprender otras formas y sentirnos mejor. Para aprender a amar, podemos comenzar por:

Reconocer nuestras propias necesidades y revisar nuestra forma de amar. La persona que ama no se olvida de sus propias necesidades. No tanto necesidades físicas, que tenemos mayoritariamente cubiertas, sino necesidades emocionales: necesidad de ser vistos, de ser conocidos, de ser respetados, de tener éxito, de disfrutar del mundo, de admirar las continuas maravillas de la vida, de ser capaces de comprender qué fantástico es estar vivo. Nos hemos olvidado de mirarnos, de escucharnos, de tocarnos y de abrazarnos.

Amarse a uno mismo. La persona que ama es aquella que se ama a sí misma, que comprende que uno puede ofrecer solo aquello que tiene y que conoce. Es esa persona que se responsabiliza de sí misma para crecer, amar, atesorar sabiduría y experiencia, para luego entregarla a los demás de manera que la puedan asimilar y construir.

Cuidar al otro, a la pareja, a la familia, a los amigos. Cuidar los pequeños detalles: una llamada, un poco de tiempo, una sonrisa. Regalar detalles sencillos es cuidar. Y cuidar es amar.

Dejarse guiar por el corazón, sin perder la razón. El amor se puede beneficiar con el estudio serio, el análisis y el aprendizaje. El auto-conocimiento, la propia esencia de nuestros deseos, la lectura y el estudio de autores que han reflexionado sobre el amor pueden ayudarnos. Y se puede aprender a amar.

“La gran tragedia de la vida no es que los hombre mueran, sino que dejan de amar”

-W. Somerset Maugham-

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