Perder peso puede ser muy difícil. Todos sabemos que
necesitamos consumir menos calorías de las que quemamos para bajar de peso,
pero a veces, incluso cuando estamos haciendo todo correctamente, no logramos bajar.
Esto puede deberse a una serie de razones y muchas veces,
lo que se necesita es un cambio total en el estilo de vida. A continuación,
encontrarás 5 razones por las que no estás perdiendo peso.
IMAGEN: PEXELS |
Estás estresado
“El estrés es el asesino silencioso”. Esto es especialmente
cierto cuando se trata de pérdida de peso. El estrés libera cortisol (la
hormona del estrés) y en la sociedad actual, los niveles excesivamente altos de
cortisol son increíblemente comunes. El cortisol degrada el tejido muscular y
estimula el almacenamiento de la grasa corporal, y se ha relacionado con otros
problemas de salud que son mucho más graves que unos simples kilos de más.
Si deseas bajar de peso, entonces necesitas hacer un
esfuerzo serio para reducir tus niveles de estrés (es más fácil decirlo que
hacerlo, ¡lo sé!). Trata de limitar tus sesiones de ejercicio a 45 minutos,
rodéate de personas positivas, medita, y descansa lo suficiente.
No estás durmiendo lo suficiente
Dormir bien no solo reduce los niveles de cortisol, también
incrementa la producción de la hormona de crecimiento. La hormona del
crecimiento tiene prácticamente un efecto contrario al cortisol: estimula la
perdida de grasa, apoya al sistema inmunológico y ayuda a mantener los órganos
funcionando correctamente.
El sueño también equilibra las hormonas que controlan el
hambre. Si alguna vez te fuiste a la cama con hambre y al despertar ya no
tenías hambre, esta es la razón. Por otro lado, si te pierdes una noche de
sueño, lo más probable es que necesites comer más calorías al siguiente día. Si
bien varía de persona en persona, la mayoría de nosotros debe tratar de dormir
entre 7 y 9 horas diarias.
No estás tomando suficiente agua
Probablemente estás cansado de escuchar lo importante que
es el agua para tu salud, sin embargo, la mayoría de la gente todavía no bebe
suficiente de ella.
Hay una gran cantidad de beneficios para los que toman
suficiente agua, una de las cuales es la función renal adecuada. La
deshidratación afecta los riñones, y cuando tus riñones no funcionan
correctamente, tu hígado tiene que recoger la holgura. Tu hígado es responsable
del metabolismo de la grasa, lo que significa que la grasa no puede ser
metabolizada de manera tan eficiente cuando tu hígado tiene que trabajar dos
veces más para eliminar las toxinas.
La solución es simple: cuando tengas sed, bebe agua. En
particular, asegúrate de estar hidratado mientras entrenas.
Tienes una mala digestión
El intestino es increíblemente complicado, y los
científicos sólo están rascando la superficie cuando se trata de entender cómo
funciona el micro-bioma natural de las bacterias intestinales. Pero una cosa es
clara: si deseas mejorar tu capacidad para perder grasa, impulsar tu sistema
inmunológico, aclarar tu piel, o incluso simplemente sentirte mejor a diario,
todo comienza con la salud intestinal.
Desafortunadamente, la mayoría de la gente no suele darse
cuenta de que su intestino no funciona correctamente hasta que es demasiado
tarde. Pero hay pasos que puedes seguir para ayudar a prevenir cualquier mal
funcionamiento: reducir el estrés, comer menos comidas o incluso considerar los
períodos de ayuno para dar a tu sistema digestivo un descanso, minimizar el
consumo de legumbres, granos, azúcar y masticar tu comida los suficiente.
No estás comiendo suficiente fibra
La fibra ayuda a la digestión y a crear una sensación de
plenitud, lo que hace que consumas menos calorías de manera más fácil.
Se estima que sólo el 5% de los estadounidenses reciben
suficiente fibra. ¿Por qué la gente se está perdiendo? La mayoría de nosotros
suponemos que estamos recibiendo suficiente de productos a base de grano como
pan y cereales, pero la realidad es que estos alimentos altamente procesados
han sido despojados de sus nutrientes y fibra. En su lugar, debemos optar por
comer más frutas y verduras, y optar por granos enteros, como el arroz integral
y la avena.
Escrito por Kevin Guanilo de Hoy Aprendí.
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