Escrito por:Cristina Medina Gomez
Nos ha pasado a todos. De
repente se te ocurre una idea que te parece buena o das con la clave en algo
dentro del trabajo, por ejemplo, y alguien decide hacerla suya. Es demasiado
tarde para reclamar su propiedad: te la han robado y te sientes frustrado.
Si somos realistas, por otro
lado, es posible que tú hayas hecho lo mismo con la idea de otro. Es totalmente
normal que ocurra, aunque no nos parezca acertado ni justo. Esto es, las ideas
vuelan, son libres una vez proclamadas en alto y quedan expuestas a cualquier
mente. De hecho somos malos recordando fuentes, somos buenos recordando ideas.
Sin embargo, recuerda algo
siempre que te invada la indignación por algo así: te pueden quitar la idea,
pero nunca el talento ni el ingenio.
El talento es
personal
El talento es único,
personal e intransferible. Es un arma poderosa que habla de nosotros mismos y
de la forma que tenemos de plantearnos el mundo. No es algo que pueda
prestarse, ni copiarse. El talento es natural y solo pide ser potenciado para
dar los mejores resultados.
Si piensas que no tienes
ningún talento, estás equivocado: seguro que hay algo en lo que puedas explotar
todo lo que llevas dentro. Solamente necesitas buscarlo con ganas y después
trabajarlo. Así, surgirán ideas nuevas, creaciones personales o reflexiones
interesantes que otros podrán quitarte pero nunca concebir.
“El talento es profundamente injusto: no se puede
transmitir”
-Vittorio Gassman-
Dedica tiempo suficiente a
ello y verás cómo consigues encontrar el lugar en el que enseñar todo lo que
vales. Nunca es demasiado tarde, nunca es demasiado difícil y nunca es
imposible de lograr. Tan solo hace falta creer en uno mismo y confiar en las
posibilidades que a cada uno nos ofrecen nuestras aptitudes.
Es bueno nutrirse de
la idea de otros
Al contrario de lo que nos
parece cuando nos la roban, compartir una idea no es tan mal plan. Es cierto
que duele el plagio o la copia, pero la transmisión de conceptos de una mente a
otra nos nutre como personas. Al fin y al cabo es una forma de difundir
conocimiento.
“Las ideas son como los seres vivos.
Nacen, crecen, proliferan, se enfrentan con otras
ideas y finalmente mueren”
-Bernard
Werber-
¿De que nos sirve tener
ideas si no podemos verlas crecer? Para ver como se hacen realidad, necesitamos
impulsarlas y darles vida hasta que se conviertan en otra cosa o mueran. Si son
nuestras lo justo es que salgan de nosotros, pero su finalidad al final es
proliferar entre los demás. No hay nada de malo en que nazcan en nosotros pero
crezcan en otros.
A lo largo de la historia,
de hecho, las generaciones posteriores se han aprovechado constantemente de los
conocimientos y las ideas de las generaciones anteriores. Así, debemos las
comodidades de nuestro presente a aquellos que compartieron su sabiduría y, de
paso, su talento con nosotros. Por esta razón, es beneficioso respetar una idea
que tenga un compañero y que al mismo tiempo ayudemos a desarrollarla sin quitarle
el mérito que ese merece.
El talento requiere
esfuerzo
Como habíamos dicho más arriba,
el talento es natural pero necesita ser trabajado con esfuerzo. De hecho, si se
quiere potenciar de alguna manera aquel debe ser gestionado correctamente:
focalizar el lugar dónde se puede desarrollar y tener una actitud acertada para
hacerlo.
Nadie puede quitarnos eso
una vez lo hayamos logrado. Si tenemos talento dentro de una empresa,
encontraremos el camino para demostrarlo; aunque nos roben ideas, reflexiones y
proyectos. El talento es algo que se hace notar cuando se explota al máximo.
“Muchos creen que tener talento es una suerte; nadie
que la suerte pueda ser cuestión de tener talento”
-Jacinto Benavente-
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