… el solo hecho de
ser madre ya nos hace triunfadoras
Todas las madres albergamos
la esperanza de que ese ser que nos acompañó tanto tiempo, que albergamos en
nuestras entrañas y del que fuimos
responsables desde el preciso instante en que supimos de su existencia, se convierta
en un futuro muy cercano en un ser excepcional, un hombre bueno, sano,
inteligente y provechoso, que forme
hermosa familia y que siempre tenga un camino lleno de luz.
Pero no todo en la vida
permanecerá bajo nuestro control, por doloroso que sea nuestros hijos tomarán
su camino, aunque muchas veces no es el camino que nos gustaría verlos
recorrer. Entonces surgen las dudas, lo
habré hecho bien?, que deje de hacer?, fui buena madre?
Muchas maravillas hay en el mundo, pero la obra
maestra es el corazón materno. Bersot.
El caso es que hay algo
importante que debemos entender, si bien somos responsables de dar las
herramientas a nuestros hijos, infundir valores, principios y todo aquello que consideramos
necesitarán en algún momento de su vida, esto no significa que anulemos su
libre albedrío, y que ellos priorizarán cada palabra que grabamos en su alma a
la hora de tomar una decisión, aunque es
lo que nos gustaría, no siempre es la
realidad.
En el peor de los casos,
nuestros hijos toman rumbos dolorosos, caminos poco claros, amigos
inconvenientes, parejas disparejas a nuestro parecer, vicios, actitudes… y
muchas otras cosas que quisiéramos jamás hubieran conocido, y qué madre no prefiere mil veces padecer
cualquier sufrimiento antes que su hijo
lo padezca?.
He aquí el punto a
reflexionar, es este amor tan grande, tan puro y verdadero lo que nos hace
triunfadoras. Una madre tiene éxito decida su hijo lo que decida, porque el camino
que tome su hijo no la hará dejar de
amarlo jamás, su amor es incondicional, imperecedero, implacable y genuino. El
amor de una madre trasciende todos los deseos,
todas las opiniones y todos los juicios, quizás por ello nadie comprende
mejor que el corazón de una madre y ninguna persona consiga jamás mejor asidero
en el mundo que el regazo de su madre,
con muy pequeñas excepciones y sin
embargo, no dejan de ser madres y no
corresponde a mi persona juzgarlas.
Ser madre lleva consigo el
sacrificio propio del ser individual,
lleva la extensión y la multiplicidad en si misma, el amor innato a todos los
seres del mundo, la compasión, el perdón, la entrega de la propia vida.
No tiene el mundo flor en tierra alguna, ni el mar en
ninguna bahía perla tal, como un niño en el regazo de su madre. Algermont.
Si bien ser madre ya resulta
una gran satisfacción, pues enseña un
amor inigualable, también resulta doloroso y en muchos casos una vida de
angustia y pesar. Pero hoy digo a todas las madres del mundo, que el sólo hecho de haber tomado la enorme
responsabilidad de traer una vida a este planeta, ya las hace triunfadoras, su
ser trascendió la individualidad y su
amor se verá reflejado siempre en sus
hijos donde quiera que vayan, además habrán sumado a su vida, la solidaridad de
millones de madres que aunque no lo sepamos, afrontan situaciones muy similares
a las nuestras, alegrías y tristezas, dolores e insatisfacciones así como
maravillosas satisfacciones.
Siente siempre la virtud de
ser madre, guía a tu hijo, pero
especialmente acompáñalo, incluso en
esas decisiones que ante nuestros ojos y corazones no siempre sean las mejores,
confía en tus palabras, confía en tu amor, porque pase lo que pase, ese amor
que sembraste en tu hijo sera lo primero recordará y lo último que olvidará, quizás
por esa seguridad de nuestros hijos de ser amados incondicionalmente,
los hace duros en muchas ocasiones.
No les
evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a
superarlas. Pasteur.
Alégrate madre el universo
celebra tu existencia!.
Fuente: el post completo y original lo puedes consultar en mujer.guru
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