Por Shaysiu García de familias.com
Normalmente, las emociones
cambian constantemente; los sentimientos, si no son genuinos pueden variar,
pero la decisión del compromiso de amar debe prevalecer aun con el tiempo por
encima de lo que podamos sentir.
En el mundo entero muchas
personas desconocen esto: que el amor es una decisión. Contraen matrimonio
estando enamorados y creen que así pasarán el resto de sus vidas (estoy
convencida de que muchos sí pueden llegar a sostenerlo como el primer día),
pero ¿qué sucede con eso de que el amor es más que un sentimiento…?
A unos se les apaga antes de
tiempo, un par de años transcurridos y ya ha mermado; a otros les dura mucho
más el enamoramiento, pero en algún momento a todos les va a menguar. ¿Por qué?
Sencillamente porque nuestras emociones cambian constantemente.
Cómo cree todo el mundo que
comúnmente es el amor
Para la mayoría de las
personas el amor es fuego. Es esa pasión exorbitante, ese deseo inmenso que
sentimos cuando estamos en la etapa del enamoramiento, que nos pone creativos,
nos hace lucir más hermosos, nos motiva a hacer cualquier cosa por la persona
amada; aparte de que es romántico y todas las cosas que ya conocemos que
complementan lo que es el amor.
¿Qué pasa cuando ese fuego disminuye,
o se apaga?
Para la mayoría, la solución
más fácil es la separación o el divorcio. Y ¿cuál es el argumento más
justificable? Ya no siento nada por mi pareja, dicen. Y es aquí a donde quería
llegar.
No sentir nada
El problema de no sentir
nada o, por el contrario, de sentir aunque ya no toleres a tu cónyuge, es uno
de los motivos por el cual no llegas a la meta. Quieres renunciar, dejarlo
todo, desistir, porque en tu opinión es lo más sano, correcto y fácil. Esta es
una de las razones por la que existen tantas familias incompletas, tantos
divorcios. Porque no hay fuego, se dice.
A todos nos encanta ese
fuego, todos queremos vivir con ese fuego encendido, porque de cierta forma
sentirlo te motiva, te hace sentir vivo, entusiasmado, apasionado. Qué aburrido
es estar en una relación y no sentirla; por eso, la solución es acabar con
esto. Después de todo, cómo voy a estar con una persona por la que no siento
nada. Esto es lo que naturalmente piensas.
Entonces optas por cambiar
de pareja, porque ya por la anterior no sientes nada. Con la nueva pareja
comenzarás un nuevo fuego, eso te mantendrá enamorado. Pero qué va a pasar
cuando este comience a disminuir y a apagarse poco a poco. Probablemente
también quieras separarte porque ya sentirás nada.
Ese es el problema de los
sentimientos. Son necesarios e importantes, pero dejarnos llevar siempre por
ellos nos puede volver personas totalmente inestables.
¿Qué papel juega la
decisión?
Yo diría que el más
importante de todos. La decisión que tú tomas de estar con una persona porque
has hecho un compromiso legal o bien un pacto con Dios, debe prevalecer por
encima de lo que puedas sentir. Cuando tus decisiones son más fuertes que tus
sentimientos, demuestras ser una persona leal en cualquier circunstancia.
Podemos decidir dar amor,
dar compresión, ser detallistas aunque nos cueste trabajo, aprender a escuchar
aunque no sea fácil, entre muchas cosas más, solo basta tomar la decisión de
ser así, aunque no lo sintamos.
Particularmente también
pienso que al momento de iniciar una relación e involucrarme con alguien debo
sentir algo (respeto, admiración, orgullo, amor, etcétera), de lo contrario, no
podría sobrellevarla, sería difícil sostenerla solo porque lo haya decidido. El
detalle está –ya lo he explicado anteriormente– en que ese sentimiento varíe o
se altere. Es allí donde mi decisión debe ser más fuerte que mis sentimientos.
Lo bueno del fuego es que,
en la mayoría de los casos, se puede avivar. Existen muchas prácticas para
lograrlo; algunas páginas, libros, talleres y consejeros te pueden enseñar cómo
hacerlo. No manejo una estadística, pero estoy segura de que la mayoría de las
parejas han atravesado por esto, pero también estoy cierta de que han logrado
superarlo.
Hay otros casos, ya
extremos, en los que no solo se trata de no sentir nada, y son razones que van
más allá, quizás intolerables, pero siempre existirá una solución para reparar
todo, y no es precisamente la separación o el divorcio. Y más si buscas la
ayuda y la guía de Dios, el único que puede orientarte a tomar la mejor
decisión. Estoy convencida de que Dios puede hacer mucho más de lo que esperas.
Dios es un Dios de restauración.
El amar es una decisión
Reflexión final
Podemos decidir amar por
encima de lo que podemos sentir, es una elección, quizás no fácil y que
requiere mucha práctica, pero se puede lograr amar hasta el final de tus días,
porque así lo has decidido.
Comentarios
Publicar un comentario