Es triste ver a personas que dejan de vivir sus vidas y
de disfrutar de sus relaciones por estar creando en su mente películas en donde
resultan engañados. La inseguridad es la causante de los celos en cualquiera de
sus escalas, siendo directamente proporcional en su relación.
Mientras más insegura se sienta la persona, con mayor
facilidad sentirá miedo por perder a su pareja, sentirá más cercanas las
situaciones que considere amenazante y encontrará siempre ese motivo para que
todo entre en sintonía con sus terribles sospechas.
Los celos no son una demostración de amor, no se trata de
ser indiferentes al proceder de la pareja, se trata de usar las herramientas de
manera inteligente. Si consideramos que tenemos que actuar ante una determinada
situación, porque sentimos que una tercera persona toma espacios que no le
corresponden desde nuestro punto de vista, esto no está necesariamente mal, aun
confiando en nuestra pareja y en su poder de enfrentar cierto tipo de
situaciones podemos realizar participaciones oportunas en relación a cualquier
cosa que nos desencaje.
Pero nuestra actitud constante no puede ser tener el
cuchillo en la mano, solo cortar cuando lo necesitamos y guardarlo una vez
utilizado, esto es una analogía de lo que se debe hacer con los celos, por
favor está contraindicado cualquier arma blanca para manejo de situaciones
sentimentales.
Lo que queremos decir es que la conducta habitual no debe
estar dirigida por los celos, no debemos pasarnos la vida cuidando a la otra
persona en su proceder, menos husmeando en su pasado a ver de dónde podemos
generar una situación de conflicto, estableciendo comparaciones o viendo a toda
persona como una potencial amenaza a la
relación.
Evidentemente la infidelidad existe, pero no la evita una
pareja celosa o controladora, para ser infiel solo hace falta tomar la
oportunidad, el tiempo sobra, el espacio es infinito y las posibilidades de que
sea descubierta la infidelidad se relacionan con las intenciones de tener ese
resultado o la prudencia de los involucrados.
Si estamos relacionados con una persona que tiene un
amplio historial de infidelidad, debemos tomar una decisión temprana, si
seguimos o no en esa relación, porque bien sea que hayamos perdonado una
infidelidad o que nuestra pareja le haya sido infiel a sus parejas anteriores,
estará latente la posibilidad de ser víctimas de algún tipo de engaño.
Sea cual sea el tipo de relación no es sano amargarse la
vida imaginando la vida del otro, queriendo controlar sus movimientos, sus
llamadas, sus salidas, sus amigos, cada quien está con quien desea estar y si
sentimos que de verdad esa persona necesita que la amaremos para respetarnos,
es mejor dejarla ir. Si por el contrario reconocemos nuestra inseguridad,
resulta de ayuda trabajar en nuestro problema para elevar nuestra autoestima y
la seguridad en nosotros mismos, evitando hastiar a la pareja y más bien
dándole motivos para que quiera salir corriendo solo o acompañado.
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