¿Sabes cómo brindar primeros auxilios psicológicos?


Los primeros auxilios psicológicos son necesarios en diferentes situaciones. Por ejemplo, se requieren cuando sucede una catástrofe, cuando una persona es víctima de un hecho atroz o cuando se desata una crisis incontrolable. Igual que sucede con los primeros auxilios físicos, es aconsejable que conozcamos los principios básicos de la atención psicológica de urgencia.

Por supuesto, los profesionales de la salud mental son quienes están capacitados para prestar primeros auxilios psicológicos, en un sentido estricto. Pero en ocasiones la situación nos pide que actuemos con rapidez y el psicólogo va a tardar un rato en llegar. De ahí que sea importante contar con algunos elementos para saber cómo actuar.
    “Saber para prever. Y prever para proteger”

Los primeros auxilios psicológicos tienen como objetivo reducir la angustia emocional que producen los eventos traumáticos. Apoyar a los seres humanos para que se reencuentren con su capacidad para afrontar los hechos. Prestar un soporte inicial para que la experiencia no se torne devastadora.

Principios básicos de los primeros auxilios psicológicos
Para prestar los primeros auxilios psicológicos a alguien que los necesita debes conocer los cinco principios pilares en los que se basan. Obviamente este tipo de intervenciones solo deben hacerse si no hay un profesional competente a mano. Pero, en cualquier caso, son válidos para poner un límite a los efectos traumáticos en el afectado. Estos cinco principios son:
  • Permitir la libre expresión. No intentemos centrar su discurso en lo que ha sucedido, dejar que se exprese del modo que quiera. No se trata de una conversación, ni siquiera es imprescindible que comprendas su discurso. Lo que el afectado necesita la mayoría de las veces es sentir que estás cerca.
  • La escucha responsable. El afectado no necesita consejos, ni mucho menos sermones. Si no eres un profesional de la salud mental, lo mejor es limitarte a escuchar y a intervenir solamente estimulando que el otro se exprese. No es el momento de mostrarse directivo, solo de acompañar.
  • Transmitir aceptación. Debes estar listo a aceptar todo lo que el afectado quiera decir. Puede ser que incluso haga afirmaciones descabelladas o que exprese sentimientos que no se corresponden con la situación. Dile que no está loco por no sentir miedo cuando ha ocurrido una catástrofe o tristeza cuando ha perdido un ser querido.
  • Propiciar confianza y empatía. Hazle saber al afectado que puede contar contigo, que estás ahí para apoyarlo y ayudarlo. Sobre todo, que tu intención no es juzgarlo, o juzgar los hechos, sino darle soporte
  • Proporcionar información. Es importante que te pongas a su disposición para conseguir toda la información que en ese momento necesite. Ya sea revisar listas de heridos o su propio parte médico. Hasta que llegue un profesional es mejor que seas tú y solo tú, o la persona que esté prestando los primeros auxilios, el que haga de canal de comunicación entre la persona y el mundo.

El protocolo de los primeros auxilios psicológicos
Así como hay unos protocolos definidos para prestar primeros auxilios físicos, también existen esas rutas a seguir en el caso de una emergencia psicológica. Los pasos que se deben llevar a cabo no han sido establecidos de manera arbitraria. Son el resultado de la experiencia de profesionales que han dedicado sus esfuerzos a estudiar los efectos de diferentes tipos de intervención en situaciones de emergencia. El protocolo a seguir es el que te presentamos a continuación:
Establecer contacto y acercamiento. Incluye presentarte (si no conoces al afectado), decir por qué estás ahí, invitar a la persona a sentarse y garantizar que haya cierta privacidad.

Ofrecer seguridad y alivio. Primero que todo, debes ofrecer seguridad física. Esto es, verificar que la persona está fuera del alcance de la amenaza. Enseguida, debes informar de qué es lo que vas a hacer. Después, asegurarte de que la persona se sienta cómoda y que no presente una alteración física que requiera atención, o brindársela de algún modo, si la requiere.


Estabilizar. Nuestro objetivo va a ser que la víctima no cierre todas las vías de comunicación y deje un canal abierto, por pequeño que sea. Si la persona está muy agitada, pídele que te mire y te escuche. Muéstrale la ruta de ayuda que vas a seguir. Alienta a la persona para que haga ejercicios de respiración hasta que consiga un poco de calma.


Recopilar información. Se trata de preguntarle al afectado cómo se siente, qué quiere y qué necesita. Dale tiempo si no quiere hablar. No lo presiones. Simplemente hazle saber que estás a su disposición. Indaga sobre su condición médica, piensa que muchos afectados en estado de sock no solo han desconectado del exterior sino que también son incapaces de sentir el dolor que en otras condiciones, con los mismos daños físicos, sentirían. También es frecuente que, al ver un despliegue tan enorme y ser conscientes de la demanda que existe de ayuda médica, no se atrevan a solicitarla por iniciativa propia.

Ofrecer asistencia práctica. Con base en la información recopilada, diseña un plan de acción básico y actúa. Esa acción básicamente contactar con los servicios a los que debe acudir el afectado, tomar nota de sus necesidades y responder a las que sea posible.
Los primeros auxilios psicológicos contribuyen a que una situación de crisis no tenga efectos más graves de los que ya ha producido. Tu principal tarea, sin duda, es lograr que la persona afectada consiga la asistencia de un profesional. Tu labor se limita a un “mientras tanto” y así debe ser ejecutada y comprendida. La clave está en servir de enlace.


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