Es en la intimidad de la familia donde cada niño del
mundo aprende a conocer, mostrar y gestionar de manera positiva sus emociones.
Es en casa, junto a sus padres y hermanos, que un niño construye el concepto
sobre sí mismo, uno que puede estar cargado de emociones positivas o negativas.
Todo dependerá del ambiente en que el que desenvuelva y de las oportunidades
que tenga para experimentar sin censura sus primeros sentimientos y la reacción
de los demás ante ellos.
Todos los niños necesitan crecer en un entorno que les
permita desarrollarse de manera positiva, pues esto les ayudará a cultivar las
aptitudes necesarias para desenvolverse sanamente en un mundo como el que
tenemos ahora, el cual es rico en opciones educativas y oportunidades. Y para
aprovechar todo lo bueno que ofrece es necesario manejar lo más
equilibradamente posible nuestras emociones.
Manejar sanamente las emociones es lo que ayuda a un
adulto a tomar buenas decisiones en momentos complicados y también a ver en
cada obstáculo una oportunidad de crecimiento; y esta es una lección en la que
la familia tiene un rol protagónico.
Papá y mamá son los primeros maestros de vida
Es con el ejemplo de papá y mamá como los niños aprenden
a manejar sus emociones, pues los padres son los principales maestros de esta
escuela emocional llamada familia.
“Esta escuela emocional funciona no sólo a través de lo
que los padres dicen o hacen directamente a los niños, sino también en los
modelos que ofrecen a la hora de manejar sus propios sentimientos y aquellos
que tienen lugar entre marido y mujer”
Inteligencia
Emocional, Daniel Goleman.
Por eso es vital que todos los papás del mundo eviten
actuar de manera impulsiva cuando se sienten abrumados por sentimientos
intensos. Lo ideal es que actúen cuando estén calmados, cuando hayan
reflexionado en lo que van a hacer. Así es mucho menos difícil dejarse llevar
por la ira o los nervios, por ejemplo. Además, proceder de esta manera
favorecerá que tus actos respeten los valores y las reglas que rigen a tu
familia.
Ciertamente, en ocasiones, esto resulta complicado, pero
es justamente en esos momentos estresantes o caóticos cuando los padres deben conservar
su calma y hacer gala de su inteligencia emocional. Esto significa que deben
gestionar adecuadamente sus sentimientos y expresarlos de manera positiva y
constructiva. Es preciso ver lo bueno en lo malo y sobre todo conservar la
calma.
En la familia se experimentan las primeras emociones
También es importante que los integrantes de la familia
tengan claros en todo momento las reglas y los valores del hogar que forman. En
este sentido, el libro Educar con inteligencia emocional aconseja de manera especial
que inculques a tus hijos el afecto y el respeto por las obras, las
experiencias y las ideas de los demás.
Ese afecto y respeto por cada una de las vivencias de los
demás también debe estar acompañado por una profunda conciencia de que cada una
de estas experiencias está preñada de sentimientos; y es justamente con los
sentimientos propios y los de los demás con los que debemos ser especialmente
delicados. La idea es aprender a identificarlos, a respetarlos y a manejarlos
lo mejor posible.
Toda esa enseñanza solo puede ocurrir cuando fomentas
tales aptitudes en el día a día, pues es en la intimidad de la familia donde
cada niño aprende sobre cómo pensar acerca de sus sentimientos y los de los
demás y qué elecciones tienen a la hora de reaccionar; cómo interpretar y
expresar esperanzas y temores. Y es también en familia donde experimenta por
primera vez la reacción de los demás ante ellos. Trata de hablar con tu hijo,
de escucharlo, de enseñarle a identificar lo que siente e invítalo a encontrar
una manera de encausar sus esperanzas y temores de manera positiva.
Si los integrantes de una familia sienten que sus
experiencias, sentimientos e ideas son escuchados, valorados y respetados,
aprenderán a hacer lo mismo con los demás, lo cual se llama empatía; y sentir
empatía por los demás es uno de los pilares fundamentales de una persona
emocionalmente sana.
Tus hijos pueden aprender a gestionar sus emociones con
el amor de papá y mamá
Aprender a gestionar nuestras emociones de manera
equilibrada y positiva es una lección que se aprende en casa, sobre todo cuando
se está acompañado de una familia que le resta espacio a las actividades en
exceso triviales para darle lugar a los momentos para la discusión y resolución
de conflictos; actividad que debe estar acompañada de un espíritu de buena
voluntad y cooperación entre los integrantes del grupo.
Este tipo de experiencias sitúan al niño en una senda
constructiva, por lo que es imprescindible que en casa exista un ambiente donde
se fomente el respeto por los sentimientos de cada uno de los integrantes de la
familia y donde haya lugar para poder reflexionar sobre los eventos ocurren.
Es en esos momentos cuando los niños aprenden a identificar
sus emociones respecto a ciertos eventos y es también en ese momento de
reflexión, de introspección o de revisión interna cuando pueden aprender a
canalizar de manera positiva sus conflictos internos y encauzar sus emociones.
Hacerlo hará de tu hijo una persona que aprenderá a ver en cada obstáculo una
oportunidad y el mundo necesita cada de más personas como estas.
“Compartir perspectivas, discutir los sentimientos,
relacionar esos sentimientos con lo que sucede en el entorno familiar: todo eso
es lo que convierte a una familia en un medio de apoyo para el niño. Cuando los
progenitores imprimen un tono positivo y ayudan a sus hijos a resolver
problemas, más que proporcionar respuestas o tomar todas las decisiones, es
mucho más probable que el niño desarrolle un sentido de la responsabilidad”,
asegura en una de sus páginas Educar con inteligencia emocional.
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