Tú y tu bebé están unidos por miles de razones
maravillosas. Y aunque es probable que pocas personas en el mundo puedan
explicar esas razones, pues muchas veces están ligadas a asuntos intangibles,
hay verdades que saltan a la vista y una de ellas es que el alma de tu hijo
eligió, entre millones de cunas, tu vientre para crecer en él. Tú eres la mamá
perfecta para tu bebé, no hay duda.
Tu bebé no necesita explicaciones, él está seguro: Eres
la mamá más perfecta que él puede encontrar en el mundo y, aún con todos tus
defectos eres buena para él, porque aprenderá de ti todo lo que necesita para
desarrollarse y evolucionar como ser humano.
Si dudas de la perfección de su relación, entonces piensa
un poco: Ninguna otra madre en el mundo conocerá a tu bebé más que tú, nadie lo
entenderá como tú lo haces. Él confiará en ti de una manera incondicional, por
favor, confía tú también en ti, en tus instintos, porque eres tú quien sabe
cómo consolarlo, cómo amarlo, cómo hacerle feliz.
Eres perfecta para él
Y sí, es verdad que sentirás miedo, angustia, dudas y es
posible que falles en muchos momentos. También es probable que, por ejemplo, en
alguna ocasión hayas hecho “de todo” para calmar el llanto de tu bebé sin
conseguir apaciguarlo; pero, de verdad, esos incidentes no condicionan en
absoluto tu perfección.
No obstante, es justo en esos momentos cuando debes más
que nunca conservar la serenidad y hacerle caso a esa vocecita llamada
conciencia y actuar según lo que ella te dicte. ¡Confía, mujer! Tu bebé sabe
que harás cualquier cosa para protegerlo, ya encontrarás salida, después de
todo, las mamás siempre saben cómo resolver todos los problemas, incluso si la
solución consiste en pedir ayuda o en soltar algunas lágrimas.
Ambos han estado unidos durante nueve meses, tu bebé es
carne de tu carne y nació de la unión que hubo entre dos seres que se aman. Y
de hecho, decir que tú y tú bebé se unieron hace por lo menos 9 meses, es para
algunas culturas hindúes una creencia ingenua.
Un amor perfecto
Algunos textos védicos expresan que no somos nosotros
quienes elegimos a nuestros hijos sino que son ellos quienes nos eligen. Según
esa creencia, todos los seres humanos eligen a su mamá, a su papá, a sus
hermanos, el lugar donde nacen y quiénes serán sus amigos. Todas las elecciones
responden a que tenemos que aprender lecciones de todas las personas que nos
rodean y que nuestra circunstancia de vida está determinada por el karma o
nuestras acciones.
Ahora, en este mundo tangible, y al margen de las teorías
védicas, sabes con toda tu conciencia que tú y tú bebé están unidos de una
manera entrañable e instintiva. Él, al salir del vientre, reconoce tu voz, los
sonidos de tu estómago… se siente amado a través de tu tacto, tu olor, tu
mirada… se siente seguro contigo y ambos experimentan felicidad en una
verdadera relación de amor. ¿Acaso esas cualidades no te hacen perfecta?
Aun así es muy posible que sientas que tienes miles de
defectos y, siendo honestos todas las personas estamos llenas de defectos, ¡somos
humanos! No lo olvides… pero tampoco olvides que todo lo que hay en ti –bueno o
malo-, -blanco o negro- te hacen única, te hacen quien eres, son todos esos
detalles son los que te hacen perfecta para el alma que te eligió. Tu
perfección no es una pose rígida, no es una meta, todas tus virtudes y defectos
definen tu perfección, así como eres, es como te quiere tu bebé.
Ya tendrás tiempo para impresionarte de cómo tu angelito
contempla toda tu perfección, ya verás la manera en que sigue tu ejemplo, los
halagos que te hace; seas como seas, para él eres la mamá más bella del mundo,
la mejor. ¿Sabes por qué? Porque eres suya.
¿Cómo no creerlo? Si ha recibido de ti todos los cuidados
que le hacen sentir bien, tú lo has protegido y lo seguirás haciendo por el
resto de tus días, lo quieres como a nadie en el mundo y tu amor es
correspondido por él de manera autentica. El amor está ahí, igual que tus
cualidades, cultívalos y te darán frutos toda la vida.
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