Cuando se trata de los niños, en ocasiones al mundo
adulto se le olvida recordar que su felicidad es más importante que el éxito…
Porque donde hay felicidad, siempre seguirá el éxito. Evitar las comparaciones
entre los niños y dejar a un lado los trofeos es necesario para dar lugar al
respeto hacia los más pequeños, porque el mejor trofeo que existe en la vida es
sentirse bien con uno mismo y con el mundo que nos rodea.
Los niños para ser felices necesitan ser niños, disfrutar
de su creatividad, de su imaginación, necesitan sentirse seguros en una familia
que les quiere de forma incondicional y que les apoya en todo. Un niño feliz
necesita sentir confort emocional, saber que sus padres y cuidadores están a su
lado y que velarán por enseñarle el camino correcto para que se desarrolle con
éxito y felicidad en la vida.
Secretos de los niños felices
Conectan contigo
La manera más segura para promover el bienestar emocional
de toda la vida de tu hijo es ayudarle a que se sienta conectado contigo y con
otros miembros importantes de la familia. El sentimiento de ser amado,
comprendido, querido y reconocido es el mejor aliado contra el estrés
emocional, los pensamientos suicidas o las conductas de riesgo en el futuro
como tomar drogas o beber alcohol.
Los niños deben sentir que sus padres sienten hacia ellos
un amor incondicional que nunca se acabará. Para que lo sepa deberás
demostrarlo respondiendo a sus gritos con empatía, a sus rabietas con
comprensión, lee cuentos con él, comer a su lado cada día, acurrucate con tus
hijos en el sofá, jugad juntos y sobre todo, buscad momentos de risas y
complicidad diarias.
Expresan sus emociones
Los niños gritan cuando se enfadan, lloran cuando están
tristes… Y esto es bueno que lo hagan. Los niños deben expresar sus
sentimientos y saber que es bueno que lo hagan. Deja que muestren cómo se
sienten porque necesitan expresar sus emociones. Los adultos llaman a
familiares o amigos para desahogarse y pedir consejos, los niños no tienen esa capacidad
y son más primitivos.
Nunca los avergüences porque lloren o porque estén
mostrando sus sentimientos. Permite que tus hijos puedan descargar sus
emociones a su manera, pero estate a su lado para poder ofrecer tu ayuda
siempre que lo necesiten. Soportar una rabieta en público puede ser molesto
para ti, pero es una oportunidad maravillosa para que los niños entiendan sus
emociones y busquen soluciones con tu ayuda para la próxima vez que ocurra.
Se sienten escuchados y toman decisiones
Los niños son muy intuitivos, pueden saber cuándo sus
padres están en piloto automático o cuándo realmente les están escuchando.
Cuando los niños sienten que sus padres realmente les escuchan se sentirán más
conectados con ellos. Esto aumentará la confianza en sí mismos y su felicidad
en general. Escucha cuando tus hijos hablan, es la mejor manera de construir
una relación abierta y en confianza.
Además, merece la pena tener en cuenta que los niños
tienen muy poco control sobre sus vidas. Constantemente se les dice a dónde ir,
qué hacer y qué comer. Que los niños tengan un poco de control sobre sus vidas
les hará sentirse mucho mejor. Permite que tus hijos elijan la cena una vez por
semana, permite que escojan la ropa para vestirse diariamente… Dales la
oportunidad de que tomen algunas decisiones.
Conocen el éxito y también el fracaso
Si realmente quieres que tu hijo/a sea feliz, entonces deberás
centrarte en proporcionarle oportunidades para que sea capaz de aprender nuevas
habilidades. Enséñale las cosas y si se equivoca, hazle ver que no pasa nada,
que de los errores se aprende y que ellos, son nuestros grandes maestros. A
través de los errores será capaz de conocer sus fortalezas y limitaciones y ser
una mejor versión de sí mismo/a.
Permite que tus hijos prueben a hacer las cosas y que se
den cuenta de lo que son capaces. Es un error hacer demasiadas cosas por los
hijos, eso hará que no tengan la oportunidad de sentir el fracaso y el éxito de
sus propios esfuerzos. Es a través de la práctica cuando los niños podrán
alcanzar el éxito de cualquier cosa. Las experiencias y la actitud de
aprendizaje les permitirá acercarse a futuros desafíos, llenos de entusiasmo,
optimismo y felicidad.
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